miércoles, junio 30, 2010

Unión, para exigir respeto a la vida y condenar femicidios en Honduras

(CIMAC).- A un año del golpe de Estado en Honduras, (28 de junio 09), las Feministas en Resistencia demandaron la unión de las organizaciones, de ese país, y del mundo, para exigir el respeto a la vida, para condenar los femicidios, y la escalada de violencia, que se agrava en el actual gobierno de Porfirio Lobo Sosa.

En un comunicado, las Feministas en Resistencia denuncian ante la comunidad nacional, e internacional, que persisten las gravísimas violaciones a los derechos de las y los ciudadanos, desatados por las fuerzas represivas, en contra del pueblo organizado en el Frente Nacional de Resistencia Popular.

Ante los femicidios y la violencia contra las mujeres, el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, continuador del golpe, no ha tomado las medidas encaminadas a la investigación de los hechos, y en consecuencia, se mantienen en la impunidad.

Asimismo, en menos de tres meses, han sido asesinados 9 comunicadores y se mantienen varios en el exilio. Hasta hoy ninguno de estos crímenes han sido esclarecidos y los responsables no han sido castigados.

El desgaste en la legitimidad de las instituciones se ha puesto en evidencia cuando al menos 10 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, (CSJ) participaron en el despido de cinco jueces de los Juzgados y Tribunales por el hecho de mantener una posición crítica sobre la ruptura del orden de derecho.


Denuncian también el asesinato, la persecución, detención arbitraria y la realización de juicios carentes de legitimidad en contra de varios campesinos del Bajo Aguán.
Ante ello, el gobierno de Porfirio Lobo, organizó una Comisión de la Verdad, cuya legitimidad ha sido cuestionada pues responde a intereses eminentemente oficialistas, precisa el comunicado.

Las feministas solicitan solidaridad con la lucha del pueblo hondureño, en la defensa de sus derechos y por la reconstrucción del Estado de derecho, respetuoso de los derechos humanos en contra del asesinato, la detención y tortura de quienes se manifiestan en contra del golpe militar.

Solicitan el apoyo solidario para la Comisión de la Verdad, comisión alternativa creada para esclarecer los hechos, reconocer y castigar las violaciones a los derechos humanos, que se viven en Honduras, con el fin de acallar la lucha pacífica, a favor de la restauración de la democracia, concluye el documento.

Asamblea Nacional propone que Código Penal incorpore tráfico de personas, prostitución y pornografía

Agencia Venezolana de Noticias.- La Comisión Permanente de Familia, Mujer y Juventud de la Asamblea Nacional (AN) propuso este martes incorporar a la reforma del Código Penal artículos referidos a la trata de personas, prostitución, y pornografía.

Asimismo, evalúo la propuesta del Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia (MIJ) de realizar una proyecto de ley que permita atacar este flagelo.

Este martes la instancia legislativa realizó la mesa de trabajo sobre trata y tráfico de personas, prostitución y pornografía.

El evento reunió a representantes del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), así como del Ministerio para la Mujer e Igualdad de Género; Defensoría del Pueblo, Ministerio Público; así como personal de Unicef en Venezuela.

La representación del MIJ denunció a la página web quelacreo.com por el contenido pornográfico y morboso que publica, y le expresó a la comisión la necesidad de regular este tipo de contenidos en las redes sociales de Internet.

Por su parte, Nadia Vásquez de Unicef expresó la necesidad de sumar esfuerzos y trabajar mancomunadamente a nivel nacional e internacional para poder enfrentar a las grandes mafias que promueven la prostitución y la pornografía.



Los especialistas coincidieron en que la prostitución está íntimamente ligada a la trata de personas, sustentan esta idea en el informe de Naciones Unidas que reconoce que la prostitución es la máxima responsable de la expansión del negocio del sexo en el mundo.

La presidenta de la Comisión de Familia, Mujer y Juventud, diputada Diluvina Cabello, dijo que esta mesa de trabajo busca crear mecanismos que permitan proteger a los niños, niñas, adolescentes y a mujeres en indefensión.

Por su parte, la segunda vicepresidenta del parlamento, diputada Marelis Pérez, propuso trabajar sobre cuatro pilares principales: sensibilización, prevención, persecución de los delincuentes y asistencia a las víctimas.

Adelantó, entre otras medidas legislativas y administrativas, la puesta en marcha de campañas de sensibilización dirigidas a la población en general al igual en la necesidad de desarrollar programas educativos desde la escuela acerca del tráfico trata y tráfico de personas, prostitución y pornografía.

Evaluarán en Cuba impacto de crisis mundial en sector femenino...

Prensa Latina
La III Conferencia Internacional de Mujer, Género y Derecho comienza hoy en Cuba con el objetivo de evaluar los impactos de la actual crisis económica capitalista sobre el sector femenino.

Asistirán al encuentro profesionales de Argentina, Brasil, Costa Rica, Colombia, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, Chile, México, Nicaragua, Puerto Rico y Venezuela.

Doris Quintana, especialista de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, refirió que en el evento, con sede hasta el próximo viernes en el Hotel Nacional de Cuba, intervendrán psicólogas, trabajadoras sociales, sociólogas y filósofas.

La cita analizará el impacto económico en las políticas nacionales; promoción, violencia de género desde la perspectiva jurídica; legislación, políticas públicas y seguridad ciudadana; salud, medio ambiente y género, envejecimiento y migraciones internacionales.

También se abordarán temas relacionados con el ámbito laboral y empresarial, el derecho a la propiedad y administración de la tierra, a la enseñanza y a los estudios jurídicos, así como a la justicia, diversidad sexual y procesos integradores de América Latina y Europa.


Centroamérica con los índices más altos de violencia contra la mujer

Por Oscar Núñez Olivas/AFP
Centroamérica presenta uno de los índices de violencia contra la mujer más altos del mundo, en particular El Salvador, Guatemala y Honduras, debido sobre todo a la impunidad, denunció el jefe interino de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), el jurista español Carlos Castresana.

"Los Estados están fracasando en su deber de garantizar los derechos de los ciudadanos, en particular de las mujeres, en prevenir la violencia extra e intrafamiliar, lo mismo que en investigar, acusar y castigar a los culpables" de los crímenes, afirmó Castresana, quien participó la noche del martes en un foro en San José.

La actividad, patrocinada por el Congreso, el Poder Judicial, universidades y organismos internacionales, sirvió de marco a la presentación en Costa Rica de una campaña del secretario general de las Naciones Unidas (ONU) para poner fin a la violencia contra las mujeres.

El jurista español, quien hace un mes renunció a la Cicig denunciando presiones en su contra de parte de sectores vinculados al crimen organizado, dijo que los índices de violencia contra las mujeres en Centroamérica es de los más altos del mundo, especialmente en el denominado Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras).


De los más de 700 casos que se registraron el año pasado, únicamente 56 desembocaron en una sentencia condenatoria, aproximadamente el 8%, acotó.

Con el fin de establecer un parámetro de comparación, Castresana aseguró que ese año hubo en Guatemala 10 veces más mujeres asesinadas que en España, pero tomando en cuenta que en España hay tres veces más población, "tenemos que en Guatemala hubo una incidencia de femicidios 30 veces mayor".

Las cifras también son muy altas en El Salvador, con 314 asesinatos, y en Honduras con 181.
El experto llamó la atención sobre las "dosis enormes de violencia que padecen las niñas y niños en la región, que son los más indefensos porque no tienen acceso a la justicia".

Y no tienen acceso a la justicia -acotó- porque quienes ejercen la patria potestad, padres o custodios, que deberían interponer las denuncias en su nombre, suelen ser los agresores.

Sólo la cuarta parte de las agresiones contra los menores de edad es denunciada y de esta proporción, el 88% queda impune, precisó.

Castresana defendió la idea de promover una convención penal internacional para armonizar la legislación sobre la materia y reducir de ese modo la impunidad que actualmente favorece la violencia contra las mujeres en muchos países del mundo.

Dicha convención, explicó, debería uniformar conceptos básicos como los de género y violencia; definir los tipos penales (homicidio, mutilación genital, agresión sexual, tráfico de mujeres, explotación sexual, entre otros).

También es necesario despenalizar conductas relativas al honor del cónyuge, como el adulterio, y limitar o eliminar definitivamente el perdón de la víctima como una salida judicial al proceso penal.

Otras propuestas se refieren a la necesidad de declarar los delitos de violencia contra la mujer de acción pública (los que el Estado debe perseguir de oficio) y conceder el derecho de acción penal a la víctima y a terceros "con interés legítimo" como las asociaciones civiles de defensa de la mujer, concluyó.

Por vez primera una uruguaya, Olinda Bareiro, formará parte del comité de expertas de CEDAW

CIMAC.- Olinda María Bareiro Bobadilla, politóloga y feminista, es la primera uruguaya electa para formar parte del Comité de expertas de la Convención de Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés).

Durante la 16ª Reunión de los Estados que conforman la CEDAW, realizada en Nueva York, se eligieron a doce integrantes del Comité para sustituir a aquellos cuyo mandato expira el 31 de diciembre de 2010, según informó LíneaCedaw.

Con el apoyo de 119 países miembros de la CEDAW, Bareiro se encargará de examinar durante los próximos cuatro años, los progresos realizados por los países que han ratificado el principal instrumento internacional de protección de los derechos de las mujeres.

Es abogada por la Universidad Nacional de Asunción y reconocida académica por su experticia en temas de derechos humanos, democracia e igualdad de género.

Ha sido profesora de las maestrías de género del Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad de San Simón de Cochabamba (Bolivia), de la Universidad de Costa Rica, de la Universidad de San Andrés de La Paz (Bolivia), del Instituto Complutense de Estudios Internacionales de Madrid (España) y de la Universidad Centroamericana de Managua (Nicaragua).

Actualmente forma parte del plantel docente del Curso de Derechos Humanos de las Mujeres del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile y del Curso Interdisciplinario de Derechos Humanos del Instituto Interamericano de Derechos Humanos de San José (Costa Rica).

Bareiro ha impartido y participado en conferencias nacionales e internacionales así como en foros, como el de la IV Conferencia Mundial sobre la mujer en Beijing, China.

Su experiencia le ha permitido ser colaboradora en numerosos libros, artículos en revistas y publicaciones especializadas, materiales educativos y de divulgación.

Además ha trabajado en la formulación de políticas públicas de igualdad en varios países como Costa Rica, Chile, Paraguay y Uruguay.

Es una reconocida feminista y activista de derechos humanos. Es integrante de distintas redes como: la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY), la Articulación Feminista Marcosur (AFM), la Red Contra Toda Forma de Discriminación.

Bareiro es una experta en la CEDAW, ha coordinado proyectos de su país ante ese organismo, entre los que destacan la coordinación del primer informe del gobierno uruguayo en (1991-1992), y por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), de la iniciativa para la ratificación en Centroamérica del Protocolo Facultativo CEDAW (2000-2001).

Actualmente se desempeña como investigadora del Centro de Documentación y Estudios (CDE), Presidenta de Sakä – Iniciativa para la Transparencia Electoral, Directora académica del informe sobre Derechos Humanos de la CODEHUPY, Integrante de la Junta Directiva de la Asamblea General del IIDH y Coordinadora General de la Red Contra Toda Forma de Discriminación.

La candidatura de la feminista paraguaya fue impulsada por la Campaña Línea Cedaw, que esta conformada por distintas organizaciones de la sociedad civil, principalmente de mujeres y feministas.

El gobierno de Paraguay, con la participación de la Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República y el Ministerio de Relaciones Exteriores, apoyaron de forma decidida la candidatura de Bareiro.

Nace la primera emisora palestina hecha por mujeres

Paulina Retamal
AmecoPress. En presencia de la ministra palestina para Asuntos de la Mujer, Rabeeha Dia, la semana recién pasada se lanzó Nisaa FM, “La radio de las mujeres", que tiene por objetivo entretener, informar, inspirar y empoderar a las mujeres palestinas.

Nisaa FM tiene por misión la integración plena y equitativa de las mujeres en la sociedad palestina, así como aumentar la comunicación abierta y eficaz entre las mujeres de la Ribera Occidental y la Franja de Gaza, para mejorar la calidad de los servicios radiales dirigidos a mujeres y hombres de todas las edades y grupos sociales.

Por tanto, Nisaa FM es una estación de radio de las mujeres, para las mujeres y no sólo sobre las mujeres, cuya visión es doble, “mejorar la conectividad y el intercambio de información entre las mujeres que están separadas por muros y puestos de control y en segundo lugar, involucrar a los hombres en el debate sobre los derechos de las mujeres de una manera sensible con el fin de educar y no provocar”.

En Palestina las mujeres constituyen más del 50 por ciento de la población, cuyo estatus familiar y social dependen del grado de religiosidad de su entorno. Estudios preliminares realizados por la nueva emisora revelaron que los programas radiales existentes orientados a audiencias femeninas sólo hablan de "comida y niños”.

En este sentido, puesto que no existe en esta región ninguna estación de radio de las mujeres, y dadas las características socio-económico de Palestina, Nisaa FM brinda la oportunidad para que personas y organizaciones interesadas en las mujeres y en su empoderamiento participen de este proyecto.

La emisora se puede escuchar en abierto en Cisjordania y en Gaza por internet, en su etapa de lanzamiento, Nisaa FM emitirá dos veces al día de 7 a 10 de la mañana y de 2 a 5 de la tarde, con una agenda centrada en la información y en el entretenimiento.

Rabeeha Diab, en declaraciones a Agencia EFE señaló que se trata de proporcionarles a las mujeres palestinas "una maravillosa oportunidad para que expresen sus puntos de vista y sus intereses, para que hablen y afronten los éxitos y los fracasos".

La financiación para este proyecto fue obtenido de una compañía privada suiza, a través de la red internacional de acción social "Women ChangeMakers". En este sentido, la ministra explicó, "la misión de nuestro ministerio es alentar todo tipo de proyectos para facultar a la mujer palestina".

De igual manera, Yasmin Odeh, directora de Nisaa FM señaló que "esta es una emisora comercial apolítica que emite desde Ramala con el objetivo de entretener y ofrecer información a los oyentes, e inspirar a la mujer palestina y educarla".

"Así que nuestra emisora no sólo ofrecerá música y entretenimiento, sino que brindará una gran oportunidad para que las mujeres debatan sobre sus problemas y los retos que afrontan a diario", agregó Odeh.

La emisora en el futuro proyecta convocar a cursos de formación profesional, para acercar a las mujeres a los aspectos técnicos de la radiodifusión y el periodismo, para potenciar la participación de la mujer en los medios de comunicación.

“Waka – Waka”, algo más que espectáculo deportivo: tráfico de mujeres, prostitución y Copa del Mundo Surafrica 2010

Martha Yanneth Valenzuela R.
Rebelión Desde hace ochenta años, el campeonato mundial de fútbol, en una espiral creciente de inversiones capitalistas, mercados de emociones, industrias culturales, tratos geopolíticos y tráficos legales e ilegales, concita multitudes en torno a este fenómeno deportivo que permite múltiples abordajes. El campeonato mundial de fútbol se institucionalizó en 1930 en Uruguay y ya han sido 18 las citas mundiales que se han celebrado hasta este primer evento en el continente africano. Cada uno de estos encuentros incorpora nuevos elementos instalándose en el marco de escenarios de la globalización capitalista.

Las coyunturas del desarrollo capitalista han interferido en las transformaciones de este deporte y esto se puede ver cuando el "fordismo" de las décadas de 1930 y 1940 -enfoque capitalista post crisis económica de 1929- reemplazó las condiciones técnicas iniciales por las tácticas y la sistematización de juego en equipo. El fútbol contemporáneo es uno de los principales negocios en el marco de los deportes profesionales haciendo alusión a la era del capitalismo financiero con el inmenso negocio de las marcas, la publicidad y el mundo del marketing mediático, pero también incorporando los tráficos y consumos ilegales de los tiempos de globalización.

A partir de la inauguración del campeonato de fútbol 2010 con sede en Sudáfrica millones de televidentes centraran su atención en los partidos de fútbol, mientras se ponen en paréntesis las profundas desigualdades sociales y económicas propias del mundo contemporáneo. En Colombia y a pesar de no tener representación con la selección nacional en esta cita, se concentra la atención en los encuentros de equipos extranjeros, al tiempo que se mantienen o agudizan el desempleo, la crisis política, los escándalos de corrupción, la violación a los derechos humanos entre otros, mientras los titulares de telenoticieros y de prensa escrita se dedican a la descripción de la anécdota o el gol del día, durante todo un mes.

El fútbol y el campeonato se han venido transformando en mercancía. Antes el fútbol estaba en manos de sociedades deportivas, pero desde hace varios años las sociedades deportivas fueron transformándose en sociedades anónimas, siendo ésta una de las grandes victorias del capitalismo y la propiedad privada frente a la propiedad pública. Son muchos los intereses que confluyen alrededor del fútbol y más si se trata de un campeonato mundial, por aquí desfilan los propietarios de los clubes, empresas deportivas, empresas publicitarias, los medios de comunicación y hasta los jugadores de fútbol que tejen alianzas con marcas deportivas y obtienen jugosas ganancias por publicidad.

Entonces, las mayores ganancias y el mayor rendimiento de un encuentro de masas cómo es el campeonato mundial de fútbol tienen un carácter privado. Por ejemplo, la audiencia de los partidos finales del Mundial de Fútbol de Alemania 2006 llegó a los 33.000 millones de telespectadores, por lo que la FIFA obtuvo ganancias de 1.800 millones de dólares procedentes de proveedores y de derechos de televisión, destacándose así el carácter privado del aprovechamiento de los resultados de un fenómeno que agrupa a millones de personas, hecho que caracteriza la esencia del capitalismo: algo sucede por obra de muchos, pero son unos pocos quienes se lucran y de modo desorbitado.

El campeonato mundial de fútbol resulta ser un multimillonario negocio que mueve 500.000 millones de dólares anuales y este año esta en un país con el 40% de desempleo y en donde más de la mitad de la población vive con menos de un dólar al día. La mayoría de la población desempleada plasmó sus ilusiones en la creciente industria del turismo que se preparó para recibir a los miles de aficionados al fútbol. Pero las menos beneficiadas en este país por la coyuntura futbolera son las personas que viven por debajo del nivel de pobreza y que son la mitad de la población. Es bien sabido que la industria turística ofrece trabajos temporales y mal pagados, además la organización del trabajo en el turismo fortalece las configuraciones y categorías sociales que excluyen a los sectores marginales de la sociedad. Las jerarquías de raza, género, edad y clase se postran en la línea discriminatoria para la asignación de trabajos en el sector turístico.

La pobreza extrema, la prostitución y la trata de mujeres son algunas de las caras ocultas tras el mundial de fútbol en Sudáfrica, cara que se ha querido ocultar tras campañas que el Gobierno sudafricano adoptó para “barrer” a mendigos y prostitutas de las calles de las principales ciudades. El Gobierno sudafricano ejecutó el mensaje de un inspector de la FIFA, cuando declaró ante la prensa que los espectadores no desean ver “chabolas y pobreza” en la televisión. La principal tarea de la FIFA es abrir mercados, y el país organizador, en este caso Sudáfrica, debe cederle los derechos para todo, desde la publicidad y el mercadeo, hasta el control de los espacios que rodean los estadios, convirtiéndose la FIFA en una especie de estado soberano en los estadios en donde se juegue el mundial.

Cada cuatro años se pone en juego una multimillonaria suma de dinero de negocios lícitos pero también una incalculable suma fruto negocios ilícitos, cómo es la prostitución unida a la trata de mujeres. El mundial de fútbol de Alemania 2006 marcó la conexión entre el fútbol y la compra de sexo. Junto al alcohol Alemania se preparó para “vender”, “ofrecer” otro “producto” de manera abierta: mujeres. Para entrar a tono con los requerimientos de esta industria capitalista, Alemania a cuenta de su campeonato mundial en 2006, legalizó la industria sexual. Entre los millones de personas que viajaron a Alemania durante la copa mundial de la FIFA 2006, muchas de ellas entraron a ese país en contra de su voluntad, mujeres jóvenes, niñas y niños víctimas del tráfico humano para la explotación sexual procedentes de países pobres de África y Europa oriental.

En las principales ciudades alemanas se inauguraron cientos de megaburdeles. Por ejemplo en Berlín, a pocos metros de la conocida puerta de Brademburgo, miles de personas visitaron la llamada “Milla del Fanático”, un gran corredor formado por tiendas dotadas de pantallas gigantes y que se caracterizó por la venta de cerveza y otras sustancias y por la afluencia de turistas a prostíbulos de diferentes clases. En esta ciudad se construyó un megaburdel de 3.000 metros cuadrados, muy cerca del principal estadio del mundial, el cual se daba el lujo de reportar que llegó a albergar hasta 650 clientes simultáneamente. No fue exagerado el nombre de “Ciudad del sexo” que adoptó por estos días Berlín.

Más de 40.000 mujeres se necesitaron para satisfacer la demanda de los burdeles adicionales que se instalaron, y más de la mitad de ellas fueron engañadas con falsas promesas de empleos temporales o directamente raptadas de sus países de origen, convirtiéndolas en esclavas sexuales. A los pocos días de la inauguración de Alemania 2006, las autoridades empezaron a recibir llamadas de mujeres que denunciaban situaciones de esclavitud sexual y solicitaban ayuda, fueron varios los centros médicos y clínicas alemanas que atendieron a mujeres víctimas de violaciones múltiples y otros malos tratos. Diferentes testimonios de mujeres procedentes de países pobres que llegaron a Alemania denunciaron que fueron obligadas por proxenetas a tener sexo con grupos enteros de hinchas.

Varias organizaciones de carácter social y civil denunciaron el aumento del tráfico humano con fines sexuales durante el mes que duró el campeonato de fútbol en Alemania. Una organización internacional feminista “Coalición Contra el Tráfico de Mujeres” lanzó una campaña mundial para protestar contra la promoción y el despliegue público de la prostitución en Alemania durante el mundial. La asociación de fútbol sueca fue presionada para que su selección se retirara del mundial, entendiendo que Suecia tiene un rígido historial en materia de restricción a la prostitución, ya que este país a finales de la década de los noventa penalizó no sólo la prestación de servicios sexuales, sino también, y de manera más severa, la compra y distribución de éstos, todo después de una prolongada campaña feminista respaldada por muchas parlamentarias.

A pesar de las diferentes y diversas demandas por parte de la sociedad y organizaciones de carácter feminista, el Gobierno alemán mantuvo la despenalización junto con las consecuencias que ella trajo. En el contexto de demandas y denuncias se criticó la frialdad de la FIFA cuando se le solicitó que pusiera información en su página web sobre la prostitución forzada con el objetivo de sensibilizar al público. Voceros de selecciones como la inglesa mostraron una indiferencia total frente al tema, en varias ocasiones declararon que el tema de las mujeres y trata de mujeres no era de su incumbencia diciendo que “las mujeres no nos importan”. Los mundiales de fútbol resultaron ser la oportunidad para cambiar las leyes, no podemos perder de vista que cualquier país que desee organizar una copa del mundo debe someterse a la autoridad de la FIFA, lo que incluye cambios en la legislación.

El campeonato mundial de fútbol en Sudáfrica tampoco se escapó de requerimientos de esta índole. La FIFA presionó al Gobierno sudafricano para que despenalizara la prostitución, argumentando que los seguidores del fútbol estaban considerando ir o no a Sudáfrica por temor a ser contagiados con el virus del sida, y que la solución alemana: la construcción de megaburdeles en zonas claves de las ciudades surafricanas, era la solución. Recordemos que lamentablemente Sudáfrica ocupa el primer lugar con personas contagiadas con el virus, de aproximadamente 48 millones de habitantes, 6 millones viven con el virus. El diario británico “The Guardian” justificó la relación fútbol-sexo, en un informe en el que exige legalizar la prostitución en Sudáfrica al menos durante el tiempo que dure el mundial, ya que los eufóricos seguidores corren el riesgo de contraer VIH, si no se regula el mercado sexual.

Ejercer la prostitución en Sudáfrica sigue siendo un delito tipificado en el que las trabajadoras sexuales deben pagar exorbitantes sumas de dinero por multas, mientras proxenetas y traficantes siguen lucrándose con incalculables ganancias; por algo la trata de humanos actualmente está considerada como uno de los negocios del capitalismo criminal más grandes del mundo. El tráfico de mujeres hacia el mercado sexual sudafricano ha aumentado vertiginosamente por el incremento del turismo sexual en torno al mundial. Estudios de la investigadora zambiana Merad Kambamu, revelan denuncias y pruebas de la creciente desaparición de mujeres jóvenes y niñas de toda la región que aparecen en burdeles y casas de masajes en las grandes ciudades de Sudáfrica. Silvia Mahumane, vocera de la policía de Maputo, declaró la existencia de redes que se dedican al tráfico de mujeres vendiéndolas a 670 dólares cada una.

El espacio del fútbol se ha venido configurando cómo un espacio socialmente construido para los arquetipos de la masculinidad del capitalismo patriarcal, en el que se permiten manifestaciones que no se mostrarían ni aceptarían en otros espacios, como es pagar por sexo. Por ello, resulta repugnante la naturalización que se hace de la relación entre compra de servicios sexuales y fútbol, arguyendo que los fans no sólo muestran una insaciable sed de fútbol y alcohol, sino que también demandan sexo pagado para saciar su viril fanatismo. Así queda demostrado el espectacular triunfo del capitalismo patriarcal que penetra los más íntimos deseos del consumo personal.

Vemos entonces que la imagen femenina y el cuerpo de las mujeres se usa cómo mercancía. La prostitución y su conexión con la trata de mujeres se mueve alrededor de estos acontecimientos deportivos en el marco del capitalismo patriarcal, mezcla de proxenetismo y explotación humana que ofrece sexo al por mayor junto al estadio. La celebración de grandes eventos deportivos como es un mundial de fútbol, lleva asociadas agresiones sexuales a las mujeres u otras formas de violencia de género como es la prostitución hasta un extremo que reclama una seria reflexión.

* La autora es licenciada en Ciencias Sociales – UPN. Docente de Ciencias Sociales del Colegio Entre Nubes IED. Integrante del Equipo de Trabajo Viento del Sur.

domingo, junio 27, 2010

Colombia: Violación, brutal arma de guerra que no da tregua en el país...

En abril, la Comisión Interamericana de DD.HH. otorgó medidas cautelares a la organización Sisma Mujer y a dos de sus colaboradoras externas, que fueron abusadas.
Cifras de ONG indican que este año se han registrado cerca de 40 agresiones. Defensoría del Pueblo denuncia que a través de panfletos se están intimidando a líderes y desplazadas.

La noche del Jueves Santo, los habitantes del barrio Popular I, en la comuna nororiental de Medellín, fueron despertados por una intensa balacera. Robinson Jesús Celis moría acribillado en su cama. El asesino se llama Jhon Jairo, uno de los sicarios que trabaja para la banda de 'Sebastían', y mató a Robinson porque, la víspera, ese hombre, al servicio de 'Valenciano', había abusado sexualmente de su novia, de tan solo 14 años, como represalia en medio de la guerra que mantienen estos dos grupos por el control de la llamada 'Oficina de Envigado'.

No es un hecho aislado. Cada vez son más comunes las violaciones de novias y hermanas de los integrantes de bandas delincuenciales rivales, con lo que la utilización de la mujer como arma de guerra sigue, desafortunademente, muy vigente en el mapa de la violencia nacional.

Con los rezagos vivos de los abusos cometidos por los paramilitares contra miles de mujeres en diversas zonas rurales, todo parece indicar que el fenómeno se ha trasladado ahora a las ciudades.

Según la Comisión Nacional de Reparación, los casos cuyo victimario son las nuevas bandas emergentes van en aumento. "En las principales ciudades se están presentando violaciones por parte de grupos juveniles organizados. Estos que son pagados por bandas criminales que buscan manejar la delincuencia en las ciudades. Es una práctica que usaban los paramilitares y ahora es heredada", señala Ariel Ávila, investigador de la Corporación Nuevo Arcoiris.

El caso de Elizabeth

Paralelamente, varias ONG y la Defensoría del Pueblo denuncian otro nuevo frente de este problema: las líderes de organizaciones sociales y redes de mujeres que se han dedicado en los últimos años a prestar apoyo a las mujeres abusadas, son ahora objetivo. Es el caso de Elizabeth, líder de una ONG en Medellín, que fue secuestrada y violada junto con la víctima a la que atendía, por un grupo de hombres encapuchados (véase el recuadro).

Según la Defensoría, cerca del 30 por ciento de las mujeres desplazadas en Colombia han sido víctimas de violación. El parte de Medicina Legal indica que en el 2009 fueron atendidos 62 casos de abuso contra ellas.

La Defensoría, por su parte, alerta que este año empezaron a circular panfletos, impresos y por vía electrónica, intimidando a líderes, y mujeres víctimas del conflicto. Las amenazas han sido subvaloradas por las autoridades y algunas se han concretado.

"Entre los obstáculos que enfrentan las mujeres para acceder a los programas de protección es que no se le da la importancia que requiere a las amenazas, que finalmente termina concretándose", dice la delegada para la mujer de la Defensoría del Pueblo, Pilar Rueda.

Este año, las ONG han documentado por lo menos 40 casos de abuso sexual contra líderes y trabajadoras de redes de mujeres. Los puntos neurálgicos son Cauca, Bogotá y Medellín. Allí los mensajes están firmados, en su mayoría, por las 'Águilas Negras'.

"Los panfletos se comenzaron a ver como un riesgo normal y ordinario", añade Rueda, quien además asegura que los mecanismos de protección que ofrece el Gobierno, a través del Ministerio del Interior y de Justicia, no se ajustan a las necesidades ni el riesgo de las mujeres líderes.

Es el mismo llamado que hace la Alianza Iniciativa Mujeres por la Paz (IMP), que denuncia amenazas en los 35 casos que llevan de víctimas de violencia sexual, y que provienen de bandas criminales.

"Si no existen garantías para nosotras, mucho menos para las víctimas, porque es cierto, para el Estado y las autoridades este es un delito invisible", señala una de las líderes amenazadas.

Un millar han pedido reparación

Preocupa, además, que haya pocos procesos judiciales y la lentitud de los mismos. En el marco de Justicia y Paz, la Fiscalía tiene documentados más de 500 casos mencionados por los paramilitares. Sin embargo se cree que, en la última década, pueden pasar de 12.000.

Ya son 1.078 las mujeres que han pedido reparación administrativa ante el Gobierno por abuso sexual cometido por grupos armados.

Este año, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha otorgado medidas cautelares a 18 mujeres líderes y a la organización Sisma Mujer, una de las más reconocidas del país.

Sin embargo, estas medidas son poco para ellas, que ven la impunidad como una segunda violación.

'Me lavaron la cara para borrar evidencia del abuso'

Angélica Bello tiene 42 años y en la última década la violencia y las amenazas contra su vida la han obligado a cambiar de ciudad cuatro veces. En noviembre pasado tuvo que huir a La Guajira -es de Villanueva (Casanare)-, luego de que hombres armados la retuvieran en el centro de Bogotá y la obligaran a practicarles sexo oral.

Bello, quien es representante ante la Mesa Nacional de Organizaciones de Población Desplazada, recuerda que eran las 3 de la tarde cuando sus agresores la obligaron a subirse a un taxi, luego de salir de una entidad del Estado en la que pedía reevaluar su nivel de riesgo, pues desde el 2008 su nombre aparece en panfletos en los que le advierten que debe dejar su labor y callar. "Te vas a quedar quieta o te vas a morir", le decían los victimarios. En medio del abuso fue golpeada y señalada de ser auxiliadora de la guerrilla y de perturbar el desarrollo de las políticas del Estado. La líder dice que, pese a que denunció el hecho, la investigación no avanza por falta de pruebas. "Para borrar la evidencia, me lavaron la cara y me obligaron a tomar agua", cuenta Bello. Su caso será expuesto en la Corte Constitucional en un informe de la Defensoría del Pueblo.

Abusada cuando atendía a víctima

En noviembre del año pasado, y después de contar su caso a la Fiscalía de Bogotá, varios hombres intentaron atacar a Eli- zabeth, de 34 años, que como lí- der de una ONG en el oriente antioqueño fue abusada sexual- mente. En el 2007, ella salió de su casa a territorio rural para es- cuchar el testimonio de una mujer a la que las Auc le mataron a su esposo y, producto de los abusos a los que fue sometida, tuvo un hijo de un 'para'. Al caer la tarde tres hombres encapuchados -a los que llama "los herederos de los paramilitares"- entraron a la humilde vivienda: a la víctima con la que hablaba la violaron para que no denunciara y a la líder, para que dejara de buscar la verdad. "Uno tiene dos opciones en la vida: ser malo y tomar venganza o mirar las opor- tunidades. Yo escogí apoyar a las víctimas", dice esta mujer madre de dos hijas. Elizabeth fue la víctima número 14 en denunciar estos abusos en la zona y desde entonces se la pasa huyendo. No habla por teléfono porque, asegura, lo tiene 'chuzado', y han intentado secuestrarla dos veces. "Lo único que quieren es desaparecerme", dice, y agrega que cada paso que da en la justicia le trae una amenaza.

'Saquen mi cuerpo de la guerra', la campaña a nivel mundial

La problemática de abuso sexual contra las mujeres en Colombia, en el marco del conflicto armado, ha llegado a instancias internacionales gracias al trabajo de varias redes de mujeres y ONG defensoras de derechos humanos.

Una de ellas es Oxfam Internacional, que en octubre del año pasado inició la campaña 'Violaciones y otras violencias: saquen mi cuerpo de la guerra'.

Con un grupo de investigadores colombianos y españoles, Oxfam empezó hace más de un año un recorrido por todo el país, para recoger los testimonios de las víctimas, así como la interlocución con la Fiscalía y otras autoridades. Se espera que en octubre del 2011 entregue una investigación que permita tener un mapa sobre la realidad de este delito.

El primer informe fue presentado ante el gobierno español a finales del 2009, así como ante los parlamento Europeo y Británico. Esto generó que España pusiera como uno de los puntos de la agenda de trabajo, en la presidencia de la Comunidad Europea, el tema del abuso contra las mujeres colombianas.

Así mismo, hace dos meses el Partido Conservador de Reino Unido incluyó en un reporte de derechos humanos una serie de sugerencias al Gobierno colombiano, en las que pide tomar medidas para proteger al género femenino. Uno de los llamados está dirigido a que se promueva una agencia para la mujer.

Pero, además, cita una resolución dedicada a la necesidad de atender la violencia sexual en situaciones de conflicto y posconflicto, y pide su implementación para el país.

Según el informe de Oxfam, "la violencia sexual contra las mujeres (y las niñas) en el conflicto colombiano es empleada de manera sistemática y generalizada".

El Tiempo

Las Feministas en Resistencia: A un año del golpe de Estado...

Denunciamos que, tras el golpe militar del 28 de junio/09, las gravísimas violaciones a los derechos de las/os ciudadanas/os desatados por las fuerzas represivas del Estado de Honduras en contra del pueblo organizado en el Frente Nacional de Resistencia Popular no han cesado, antes bien se agravan con el paso del tiempo. Las Feministas en Resistencia, denunciamos ante la comunidad nacional e internacional:

1.Con el golpe de Estado los femicidios y la violencia contra las mujeres han sufrido una escalada preocupante y ante la cual el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, continuador del golpe, no ha tomado medidas encaminadas a la investigación de los hechos y en consecuencia, los mismos se mantienen en la total impunidad.

2.La escalada en contra de la libertad de expresión es tal que en menos de tres meses han sido asesinados 9 comunicadores y se mantienen varios en el exilio. Hasta hoy ninguno de estos crímenes han sido esclarecidos y los responsables no han sido castigados.

3.El desgaste en la legitimidad de las instituciones se ha puesto en evidencia cuando al menos diez magistrados de la Corte Suprema de Justicia, CSJ, participaron en despido de cinco jueces de los Juzgados y Tribunales sampedranos por el hecho de mantener una posición crítica sobre la ruptura del orden de derecho.


4.El asesinato, la persecución, detención arbitraria y la realización de juicios carentes de legitimidad en contra de varios campesinos del Bajo Aguán.
5. Ante los brutales hechos del 28-J el gobierno de Porfirio Lobo ha organizado una Comisión de la Verdad cuya legitimidad ha sido cuestionada pues responde a intereses eminentemente oficialistas.

Por tanto, demandamos:
1. De todas las organizaciones de mujeres de Honduras y del mundo unirse a nuestras voces que, a un año del golpe de Estado, exigen respeto a la vida condenando los femicidios y la violencia en contra de las mujeres de nuestro país.

2. Su firme y contundente solidaridad con la lucha de las/os hondureñas/os en la defensa de sus derechos y por la reconstrucción del Estado de derecho respetuoso de los derechos humanos rechazando el asesinato, detención y tortura de las/os hondureñas/os que se manifiestan en contra del golpe militar.

3. Apoyo solidario a la Comisión de Verdad, comisión alternativa estructurada con la finalidad de esclarecer los hechos, reconocer y castigar las violaciones de los derechos humanos de la que ha sido víctima el pueblo hondureño.

4. Contundencia de sus referidas estructuras organizativas para que contribuyan a lograr el cese de la represión que vive el pueblo hondureño desde el golpe militar del 28-J por su lucha pacífica a favor de la restauración de la democracia.


¡Por la libertad y el respeto a la vida del pueblo en resistencia¡

¡Ni golpes de Estado ni golpes a las mujeres!


¡Por la emancipación de la mujer y de todos los oprimidos!

"Las Américas" ensalza a las mujeres en la construcción del continente

Por Agencia EFE.- "Las Américas", la exposición que rescata el papel de las mujeres en la construcción de Iberoamérica en los últimos doscientos años, se presenta como uno de los proyectos emblemáticos con los que España quiere acompañar la celebración de los bicentenarios de independencia de las repúblicas americanas.

Con la aportación del archivo gráfico de la Agencia Efe, la muestra, que se inaugurará el próximo 6 de julio, está protagonizada por las mujeres, tanto las anónimas como aquellas políticas, intelectuales o artistas que contribuyeron al desarrollo de América Latina.

La iniciativa, que contará con un comisario nacional en cada país que visite, trata de "rescatar a todas aquellas mujeres que en silencio participaron tanto en los procesos de independencia como en los movimientos sociales en reclamo de derechos civiles, políticos y económicos", explicó a Efe Charo Otegui, presidenta de la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX).

La SEACEX organiza junto a la Agencia Efe y a la Cátedra Unesco de la Universidad de Girona la muestra, que tiene como primer destino Colombia y que se trasladará en octubre a Uruguay; en diciembre a México, y en marzo de 2011 a Ecuador, haciendo una pequeña escala en Argentina, con motivo de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos que se celebrará en noviembre en Mar de Plata.



En cada país se ha contado con archivos históricos nacionales, universidades y museos que se suman a la contribución gráfica de Efe, que Otegui calificó de "fundamental", porque, dijo, "aporta el dinamismo de la actualidad y de un pasado reciente".

Y es que la exposición es "eminentemente fotográfica", precisó la presidenta de la SEACEX, que añadió que se eligió esta disciplina "porque nos sumerge realmente en lo que está pasando en el momento que queremos documentar" de manera más fiel que un texto escrito.

Así, recordó, se recogen instantáneas de múltiples conflictos sociales y de movimientos artísticos o culturales, acompañadas de dos páginas webs: una en la que los visitantes pueden incorporar sus propias fotografías a modo de archivo histórico doméstico; y otra en la que se pide a los latinoamericanos que plasmen sus expectativas de futuro.

"Con su mirada al pasado y al futuro, las webs nos van a permitir tener material de primera mano sobre lo que quieren los latinoamericanos, convirtiéndose en una verdadera encuesta sobre las expectativas de futuro y esperanzas de todo el continente", explicó Otegui.

La presidenta de SEACEX subrayó, no obstante, que se atenderá a la historia de cada país "porque -aclaró-, aunque las mujeres tienen problemáticas muy similares, hay cuestiones específicas, como los movimientos indígenas en Guatemala y Bolivia".

Tras recordar que con "Las Américas" España ha querido "acompañar" las celebraciones de los bicentenarios de su independencia que celebran varias repúblicas, Otegui se refirió a otro de los proyectos estrella de la SEACEX en 2010 y que tiene también como sede Colombia.

Se trata de la exposición "A tres bandas", instalada en el Museo de Antioquia de Medellín, en el marco de III Congreso Iberoamericano de la Cultura, que se desarrollará del 1 al 4 de julio próximo, con la asistencia de más de dos centenares de expertos.

La convergencia de las culturas africana, indígena e hispánica dio lugar a ritmos musicales multilingües que quedan patentes en esta muestra visual y sonora, que se ha diseñado de manera muy "didáctica" y "participativa".

Con el título "A tres bandas" sus organizadores han querido subrayar el hecho de que la música iberoamericana se ancla en tres tradiciones: la europea -que llevaron los españoles a América Latina- la indígena y la africana.

Y será el museo afrocolombiano del Caribe, de la ciudad de Barranquilla, el que acogerá desde el próximo 1 de julio una exposición que se traslada desde Madrid y que recorre la historia de la copla con fotos y discos de grandes representantes del género como Concha Piquer, Estrellita Castro, Imperio Argentina o Miguel Molina.

Ana Olivera: El Frente Amplio proyecta transformar la sociedad"

Prensa Latina
Cuando el 9 de julio los 19 Intendentes de Uruguay juren sus cargos, tres mujeres asumirán por vez primera en el país la máxima responsabilidad por sus departamentos, segundo nivel del Gobierno.

Dos meses antes, durante los comicios municipales fueron electas Ana Olivera, por Montevideo y Patricia Ayala, de Artigas, ambas del gobernante Frente Amplio (FA), mientras en Lavalleja fue escogida Adriana Peña, del Partido Nacional.

Olivera recibió a Prensa Latina en el capitalino Hotel Klee, donde radican temporalmente sus oficinas de trabajo para la coordinación de encuentros con los sectores de la sociedad montevideana y se atienden las solicitudes de entrevistas de medios de prensa.

"Para Uruguay nuestra elección y la presencia de mujeres en la candidatura marcan un cambio cultural muy importante, en una nación donde la lucha por los derechos de nuestro género tiene larga data", subraya.

"Aquí la militancia femenina ha sido siempre muy sacrificada", reflexiona la dirigente y recuerda a la primera senadora uruguaya, la comunista Julia Arévalo y a Alba Roballo, una de los fundadores del FA.



Olivera destaca que desde la izquierda fluye un proceso incluyente, también, del trabajo de las organizaciones sociales, reflejado en los 20 años de gestión de la propia Intendencia de Montevideo.

Entre sus acciones cita la creación de la secretaria de la Mujer y en estos últimos cinco años en el Ministerio de desarrollo Social se ha trabajado en la concreción de un nuevo instrumento: el Instituto de las Mujeres.

"Sabemos que todavía hay mucho camino por recorrer en cuanto a la participación de las mujeres en la vida política, social y económica del país", acota.

Un Montevideo productivo

"Siento una gran responsabilidad, acrecentada desde el momento en que acepté ser candidata a la dirección de la Intendencia. Para mí entrañó un desafío muy importante", repasa Olivera.

La futura dirigente comunal comenta que ahora se añaden otras responsabilidades, como la de contribuir a fortalecer "la esperanza, el entusiasmo y trabajar por sumar montevideanos a este proyecto".

"Porque se trata de un proyecto que no pertenece a Ana Olivera sino a todo el equipo, en función de incrementar la influencia de la Intendencia y entusiasmar y generar el protagonismo de los montevideanos en la gestión", enfatiza.

"Estamos en pleno período de transición y pensamos que hay varios temas prioritarios a la hora de asumir el 9 de julio, entre ellos el de las municipalidades", destaca Olivera

A juicio de la futura intendenta, junto a la instalación de los municipios, hay que asegurar condiciones para el funcionamiento y cumplimiento de sus cometidos".

Ese tercer nivel de gobierno se creó en fecha reciente por acuerdo de la Asamblea General, máximo órgano legislativo de esta nación suramericana.

Mencionó como segundo aspecto una problemática no resuelta, la limpieza de la ciudad.

Al respecto dijo que se había creado una comisión que analiza un plan de impacto para acometerla.

Como tercer vertiente, amplía, está el plan de movilidad urbana y los beneficios para la ciudadanía por la introducción de la tecnología en el transporte colectivo.

Olivera resalta que en estos cinco años (2010-2015) trabajará por lograr un Montevideo productivo y generador de empleo.

Ello implicará, adelanta, edificar una unidad alimentaría en el oeste capitalino, dos terminales de trasbordo de carga que aliviarán a las calles de la presencia de los camiones pesados e introducir la economía solidaria en el comercio minorista. Los planes de la próxima responsable de la comuna montevideana incluyen construir en la ciudad en el sentido más profundo del término, mediante planes integrados a las comunidades, al desarrollo económico y mejoramiento del hábitat.

"Esos proyectos tendrán dimensión económica, cultural y social, en dependencia de cómo planifiquemos el desarrollo del departamento", puntualiza Olivera.

Transformación de la sociedad

Durante la jornada comicial del pasado 9 de mayo, la coalición de izquierda, aunque alcanzó mayoría de votos, disminuyó el número de boletas recibidas además de obtener sólo cinco de las 19 intendencias puestas en lid.

Sobre el tema, Olivera señala que ese descenso marca una tendencia observada en la elección departamental, con larga data.

"Tiene que ver con el rol de la fuerza política y el vinculo de su militancia, los votantes frenteamplistas con la sociedad", amplia.

"Yo creo que si hay algo que los comunistas hemos aprendido con fuego es que los procesos se hacen con la gente y no para la gente", apunta.

Olivera ve en peligro el futuro del FA si este no se fortalece; "el FA es una herramienta construida por el pueblo".

En opinión de la entrevistada, en determinado tiempo el trabajo de esa "herramienta", pasó por una etapa dictatorial (1973-1985) y "me parece que todos los sectores políticos tenemos el deber de no traicionar los intereses del pueblo".

"Hay mucho que ver cuando se mira hacia dentro en el intento de transformar la sociedad, además del tema de la estructura del FA", reconoce Olivera y concluye:

"Creo que estamos a tiempo de trabajar para fortalecer esta herramienta en función de los objetivos que tiene".

Directoras de periódicos: notorias por su ausencia...

Teresa Sosa /Palabra de Mujer
Llegar a conclusiones de validez mundial sobre la influencia de las mujeres en las organizaciones de prensa se hace difícil, porque algunos de los estudios que se han divulgado están centrados en países específicos y se refieren fundamentalmente a los países occidentales desarrollados. Para este artículo hemos tomado como ejemplo el caso de Suecia, para dilucidar desde allí varios asuntos

Suecia es un país que durante varios años consecutivos ha venido figurando en el primer lugar del índice de brecha de género elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM), es decir, que existe en ese país una encomiable equidad entre los hombres y las mujeres.

Sin embargo, el bajo empoderamiento de las periodistas en el ejercicio profesional en Suecia aparece reflejado en uno de los estudios más serios e importantes sobre este tema realizado en esta primera década del Siglo XXI, se trata del informe "The Gender of Journalism" (El Género del Periodismo), de Monika Djerf-Pierre, Suecia, publicado en la revista ‘Nordicom' (2007).

Esto muestra, que incluso en un país con validez científica de que existe una igualdad entre los géneros de primer rango, de acuerdo a valoraciones de la estadística e indicadores sofisticados del desarrollo humano, en la sociedad sueca el periodismo es un terreno dominado por los hombres y es en los periódicos donde se presenta el peor panorama.


En ese país en el terreno de los medios de comunicación las mujeres constituyen la mitad de quienes ejercen el periodismo, pero la participación de éstas es baja en los niveles de poder más altos de las organizaciones de medios, por ejemplo, tres de cada cuatro directivos de los medios son hombres, según el informe Djerf-Pierre. Lo que no es para asombrar, porque los medios son parte de la sociedad y es obvio que éstos reflejen en su estructura un mundo dominado por los hombres, sucede en Suecia pero en otros países es peor.

Lo que pone de manifiesto que no es suficiente que las mujeres inunden las escuelas universitarias de comunicación social y que sean en mayor cuantía el número de profesionales que obtienen el título, porque la ideología patriarcal actúa sobre ese poder potencial de las mujeres en el ejercicio periodístico y diluye su posible influencia para que no haya cambios en el timón.

Cultura y Periodismo

La conclusión del informe Djerf-Pierre muestra la manera cómo en la práctica periodística se expresa la interiorización de la cultura. Sucede que el poder de la cultura permite que en la práctica periodística los propietarios de medios y las/los periodistas se arraiguen a ciertas disposiciones patriarcales previas entronizadas en el periodismo desde antaño, en mayoría no escritas, para la dirección, el desempeño profesional, para entender el mundo.

Y aunque el Género y su perspectiva ya ha sido validado por la ONU y otros organismos internacionales como formando parte de la agenda mundial que incluye a los medios de comunicación como operadores del Género, éste aún no está en los periódicos.

La desigualdad de las mujeres periodistas se observa en los puestos informativos en los órganos de prensa. Las periodistas suelen desempeñar sus funciones en secciones como: Sociedad, Comunidad, Arte o Cultura, o en aquellas cónsonas con la ‘feminidad' o los temas alusivos a la función de cuido asignada por la cultura a las mujeres: Familia, Niñez, Educación, Salud.

Por el contrario, los periodistas suelen ocupar las secciones profesionales más valoradas: Política ya sea nacional o internacional, Economía, también la de Deportes, que está centrada en dar a conocer las proezas de los varones deportistas.

Estas disposiciones duraderas aprendidas, de manera implícita o explícita, han pasado a ser una tradición periodística que interactúa con la cultura patriarcal. Los hallazgos de investigadores como Waren Breed (1972), muestran que la dinámica del control social se reproduce dentro de las organizaciones de los medios. Esto ha dado como resultado que el/la periodista rehúya el cambio y considere como un valor el mantenerse dentro de los límites que marcan los cánones del periódico.

Entonces, en la práctica periodística, las disposiciones previas, como cultura interiorizada, toma la forma de disposiciones orientadoras de la acción, que en buena medida se constituyen a partir de la adquisición de valores y actitudes sancionadas de acuerdo con el orden social patriarcal prevaleciente, instaurado en la prensa escrita por los primeros varones que fundaron periódicos hace ya siglos.

¿Por qué ellas no han tomado el timón?

En primer lugar, porque los propietarios de los medios son hombres y casi todos nombran a hombres en los directorios de los periódicos. En segundo lugar, porque los mandatos culturales de género ejercen mucha presión sobre las vidas de las periodistas y éstas los acatan como su deber y obligación; por ejemplo, estar siempre pendientes del cuido de hijos/hijas y del marido, porque si no, ellas se sienten culpables. La "hora de cierre" de un periódico puede ser la medianoche o incluso un poco más. Las que aceptan el reto de tomar el timón si se lo ofrecen, deben "ingeniársela" para ser responsables en el trabajo y a la par no tener "descuidada" a su familia.

Claudia Izaguirre, editora general del periódico ‘Perú 21', cree que no son los hijos/hijas los que limitan a las mujeres periodistas, sino que esa presión de estar temprano en casa y atender a los hijos/hijas viene sobre todo de los hombres, es decir, de los maridos machistas.

Sara Lovera, periodista mexicana de larga trayectoria, directora de Cimac, dice al respecto: "Estamos cambiando de piel de manera sistemática pero seguimos siendo vistas como algo de menor valor, en el caso de los maridos, prima el deseo en ellos de ejercer el poder sobre la mujer, y más en casa".

La historia habla

En las disposiciones previas, como cultura interiorizada, a las que ya hicimos alusión, la prensa escrita ha jugado un papel relevante, no sólo ahora, sino desde hace siglos. Todo este asunto de que son sólo las mujeres las destinadas al cuido y la crianza de la descendencia y que los hombres están exonerados de esta responsabilidad, viene de lejos, siendo la prensa escrita del siglo XVIII, uno de los medios que contribuyó a afianzarla como mandamiento en las mujeres.

Desde la primera mitad del siglo XVIII en periódicos de Gran Bretaña y de Francia, comenzaron a aparecer publicaciones que comentaron las necesidades intelectuales y sociales de las mujeres, pero, desde el punto de vista de los varones. Se dieron cuenta de la necesidad de educar a las mujeres, porque juzgaron que las madres ejercen un papel fundamental en la crianza de la descendencia, no admitiendo que igual importancia y responsabilidad les concierne a los padres.

En Latinoamérica y el Caribe después de la Independencia y hasta buena parte del siglo XIX en las nuevas repúblicas surgieron periódicos dirigidos a las mujeres. Por ejemplo, el 30 de marzo de 1826, aparece en Caracas el primer número de ‘El Canastillo de Costura' con un artículo de ‘Modas' y otro de ‘Variedades'. Era un periódico para las mujeres, pero dirigido y escrito por hombres.

El título de la mencionada publicación caraqueña es cónsono con el quehacer de las mujeres de la clase alta de ese entonces, que recibían educación informal en sus hogares y habían aprendido a leer y escribir. Las mujeres venezolanas del siglo XIX tenían como única posibilidad para asegurar su sustento, el matrimonio; pasaban la vida en el bordado, el tejido, y otros oficios "propios de su sexo" en el encierro doméstico, condición que de igual manera estuvo presente en las mujeres de otros países de la región.

Más adelante en el siglo XIX, las mujeres instruidas de la clase alta de Latinoamérica y el Caribe comienzan a ser invitadas por los periódicos, dirigidos por hombres, para que ellas escribieran para formar buenos sentimientos, pero excluidas de la toma de decisiones. Y esa es la tradición jerarquizada, heredada, que aún rige en la primera década del siglo XXI, sin descartar que existan honrosas (pero escasas) excepciones en alguno que otro órgano de prensa.

Periodismo liderizado por hombres

La principal conclusión del estudio sueco mencionado, es que el estatus, el prestigio y el poder han sido asociados en la cultura patriarcal con concepciones de la masculinidad y éstas, a su vez, han sido asociadas con las creencias que sustentan la imagen de la misión periodística liderizada por los hombres, señala su autora Monika Djerf-Pierre.

Investigadoras cubanas reciben premio internacional en China ...

Prensa Latina
Dos investigadoras cubanas recibieron hoy en esta capital sendos premios de la Organización de Mujeres Científicas del Tercer Mundo, considerados por ambas un reconocimiento a la labor de muchos años de sus respectivos colectivos de trabajo.

Los certificados fueron entregados por el vicepresidente de China, Xi Jinping, a Aymé Pelaiz y Aramis Rivera, en ceremonia realizada en el Gran Palacio del Pueblo con la asistencia de otras autoridades de este país y de las demás participantes en la IV Asamblea General de la mencionada organización y Conferencia Internacional "Mujeres Científicas en un Mundo de Cambios", coauspiciadas por la Academia de Ciencias anfitriona.

Las especialistas de la Universidad de La Habana (UH) coincidieron en declaraciones a Prensa Latina que este nuevo estímulo les sorprendió también porque Cuba obtuvo dos de los tres premios otorgados a América Latina y el Caribe, en Física/Matemática y Química, respectivamente. El otro correspondió a la bióloga mexicana Miriam Adela Amezcua.

Aymé resaltó que este reconocimiento reafirma el papel de la mujer para contribuir al progreso socio-económico, en tanto demuestra el potencial científico de la región, a pesar de sus limitaciones por tratarse de países subdesarrollados.

La participación de las doctoras cubanas en estas reuniones incluye disertaciones sobre materiales ferroeléctricos y zeolitas naturales cubanas, temas que trabajan en la Facultad de Física y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales. A las citas asisten representantes de 55 países.

Al ampliar sobre el encuentro que concluirá el próximo miércoles, Aymé precisó que se trata de un evento muy diferente porque se debaten políticas sociales para favorecer la inserción social y "hemos visto las dificultades que muchas tienen para ello", añadió.

Este premio otorgado a jóvenes dedicadas a la ciencia lo recibieron también investigadoras de Africa (dos de Nigeria y una de Suráfrica), Asia (China, India, Turquía) y por los países árabes (Egipto, Iraq y Yemen), en ceremonia a la que asistieron representantes del cuerpo diplomático.

Unas 90 candidatas de las citadas zonas geográficas participaron en esta primera convocatoria, respaldada por la Academia de Ciencias del Tercer Mundo y la Fundación Elsevier, según explicaron sus patrocinadores.

Madres del Barrio asistieron a encuentro con candidatos a la Asamblea Nacional...

Agencia Venezolana de Noticias.- Mujeres de la Misión Madres del Barrio del municipio José Félix Ribas de Aragua asistieron al encuentro con los candidatos revolucionarios a la Asamblea Nacional (AN) por el circuito 3 de esta entidad, con el fin de demostrar su apoyo a los diputados, la revolución y al presidente de la República, Hugo Chávez, en las elecciones legislativas del 26 de septiembre.

En la actividad estuvo presente el alcalde del municipio José Félix Ribas, Juan Carlos Sánchez; la coordinadora municipal de la Misión Madres del Barrio, Iraima Arreaza; la candidata a la AN Betty Croquer; el diputado y candidato a la AN Carlos Escarrá; el candidato por el Partido Comunista de Venezuela (PCV) a la AN Douglas Gómez; la jefa del Frente de mujeres de Ribas, Gleide Sánchez y por el Frente Social, Marisela Pinto.

Sánchez destacó en su intervención el reconocimiento hecho por la revolución a las mujeres venezolanas, al abrirle espacio en la sociedad e incluirlas en la Misión Madres del Barrio, de la cual saldrán para incorporarse a las distintas actividades productivas que requiere el país, “gracias a quien piensa todos los días a favor de los pobres, el comandante presidente Hugo Chávez, líder de la Revolución Bolivariana”.


Por su parte, el candidato Carlos Escarrá se refirió a la relación de género que hay entre los ideales buscados en la revolución como son la justicia, la equidad, la igualdad, la soberanía, la independencia, los cuales tienen nombre de mujer, incluyendo el nombre de Venezuela.

De igual manera, la candidata Betty Croquer destacó los avances de la revolución en la reivindicación de la mujer dentro de la sociedad, siendo ahora partícipes y protagonistas de la construcción del Estado socialista.

La coordinadora municipal de Madres del Barrio, Iraima Arreaza, agradeció al alcalde Sánchez su apoyo incondicional en la organización y funcionamiento de la misión en la jurisdicción.

Además, exhortó a las integrantes de la Misión a “poner rodilla en tierra con el comandante (Hugo) Chávez para cumplir con todas las tareas encomendadas para que el 26 de septiembre tengamos una asamblea roja rojita, mediante la presencia de patrullas de mujeres en cada uno de los 42 centros de votación de Ribas”.

Un aporte para entender la categoría “género” desde las diferencias culturales1

Por: Ana María Pino Jordán /Los Andes
El concepto “género”, es definido como la construcción social e histórica de roles y funciones de mujeres y hombres2 . Esta construcción al ser social, está circunscrita a un tiempo y espacio específico; en consecuencia, dentro de una cultura específica, para el caso que interesa en el presente artículo.

Lo anterior supone que la construcción de las relaciones de género en la cultura antropocéntrica, hegemónica, ha sido distinta a la de las otras culturas no occidentales, como podría considerarse la andina.

Como su nombre lo indica, la cultura antropocéntrica se ha construido en torno al ser humano, considerado éste en su singularidad; es decir, como individuo, como sujeto. Una característica de esa singularidad es que no hay dos iguales. La convivencia en consecuencia se desarrolla por oposición. De allí a que una relación de dos, se convierta en una relación de poder, no hay ni una línea imaginaria. El aporte judeo-cristiano a la cultura occidental, consolidó la hegemonía del hombre sobre su único diferente, la mujer. Es por eso que algunos filósofos3 señalan que la cultura antropocéntrica es una cultura masculina pues está basada en la fuerza que le otorgó poder, desarrollado éste jerárquica y verticalmente.

La lucha de las mujeres, en ese estado de realidad, resulta pues legítima. Sin embargo, un hombre que abdica de su poder, que es el caso del homosexual masculino, no es pensado en su sano juicio; de allí que la homosexualidad haya sido, y sigue siendo, considerada como “enfermedad”. La homosexualidad femenina ha estado históricamente encubierta pues con “los seres inferiores” como eran consideradas las mujeres, la sociedad ha sido, y sigue siendo, más permisiva y permisible.

En cualquier caso, al ser cualquier opción personal una atribución del individuo y éste, el eje del antropocentrismo, la opción sexual resulta ser legítima, digna de ser considerada por la sociedad y sus leyes. En consecuencia, la lucha actual por reivindicar la opción sexual como expresión humana y en libertad, sería justa.

La construcción de roles y funciones de ambos sexos en la cultura andina, al parecer ha seguido diferente sentido y hay muy poco reflexionado al respecto. Así pues, me dejaré interpelar por el tema e intentaré aproximarme, con cautela.

Algunos trabajos van indicando que “La pareja humana es en los Andes "el microcosmos de la sociedad y el mundo"… "todo es hombre y mujer" (ukuy ima qhariwarmi)”, señala Montes4 , citando investigaciones de Tristan Platt. Según el mismo autor, la diferencia que hay entre un hombre y una mujer es semejante a la que existe entre el brazo izquierdo y el derecho, de un mismo cuerpo; son opuestos complementarios y la posición jerárquica entre ambos, sería funcional y no excluyente. “En resumen, los opuestos complementarios tienden a ser asimétricos, pues lo masculino, Alto [frío, seco, civilizado]5 , derecho, estatal y moderno predomina sobre lo femenino, Bajo [cálido, húmedo, primitivo], izquierdo, comunal y antiguo”6 .

En la cerámica, Mochica sobre todo, se encuentra recreadas diversas escenas de cotidianidad; entre ellas, las asociadas a la muerte. Hocquenghem7 , señala que “el mundo de los muertos es siempre concebido como inverso al de los vivos” y que la iconografía que recrea actos homosexuales está relacionada con los ritos de tránsito de una vida a la otra forma de vida que es la de los muertos. En el mundo de los vivos se busca la reproducción, la fertilidad es una condición de vida. En el mundo de los muertos, que es el inverso, los actos cotidianos, de los deudos, en ese periodo de tránsito, no buscarían la reproducción. Lo estaría corroborando Estermann8 cuando señala que en el mundo andino, las personas homosexuales, incluye también a las solteras, son consideradas ‘estériles’ (infecundas).

Al parecer, la homosexualidad, tal como se concibe hoy, está ausente como categoría humana en el desarrollo de la cultura andina. El Vocabulario de Gonzalez Holguín9 incluye términos como yanachacuni: es “servirse un hombre de otro, o el demonio o el pecado del hombre” y en el Lexicon de Domingo de Santo Tomás10 yanaçani: “abrazarse dos mujeres desnudas”. La existencia de estas palabras en el idioma haría suponer que las relaciones homosexuales se daban dentro de lo que Montes11 , al tratar la semántica de la reciprocidad dentro de la lógica andina de oposición complementaria, denomina como el “ideal de isomorfismo, lo más parecido a la imagen reflejada de un cuerpo no es otro cuerpo del sexo opuesto, sino más bien uno del mismo sexo” ya que la pareja humana es asimétrica y se buscaría como ideal representar la igualdad entre dos cosas; los gemelos son un ejemplo12 . Este ideal, es como la excepción que confirma la regla, la situación natural es la oposición complementaria.

Habría que seguir buscando y revisando significados para entender cuánto de conflicto está en la colisión de estos dos sentidos en los roles y funciones de varones y mujeres en la sociedad andina de hoy. Indudablemente la problemática es diferente en la ciudad, con más peso de la cultura occidental; y en el campo, donde lo andino aún le da sentido a su vida. Lo que va quedando claro es que la homosexualidad, así como el machismo, tal como se los entiende, trata y maneja, desde la oficialidad del sistema, constituyen para el mundo andino actual, probablemente “préstamos culturales”.


BIBLIOGRAFÍA
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Igualdad y Diferencia. El feminismo y la democracia radical... mente liberal

A propósito de la edición en español de El género en disputa de Judith Butler
“... la concepción de la sociedad socialista como el reino de la igualdad es una idea unilateral francesa, apoyada por el viejo lema de ‘libertad, igualdad, fraternidad’; una concepción que tuvo su razón de ser como fase de desarrollo en su tiempo y en su lugar, pero que hoy debe ser superada.”
F. ENGELS, Carta a A. Bebel, Londres, 1875
Por: Andrea D’Atri
Hace no más de un año se ha publicado en español El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad [1], de Judith Butler. El libro, aparecido en inglés en 1990, mantiene hoy su vigencia debido al importante debate que generó y sigue generando, entre feministas e intelectuales de las más diversas disciplinas y corrientes de pensamiento. La autora nos anticipa, en el prefacio a la edición de 1999, que su propósito es criticar el supuesto heterosexual del feminismo y que lo hará desde la óptica del postestructuralismo, es decir, mediante la deconstrucción de las categorías de sexo, género, deseo, etc. Se pregunta de qué manera las prácticas sexuales no - normativas ponen en tela de juicio la estabilidad del género como categoría de análisis.

Según Butler, las minorías serían respetadas si se transformaran las estructuras culturales valorativas subyacentes a la dicotomía normativa homosexual - heterosexual. La solución alternativa a este binarismo -en que la homosexualidad es el correlato devaluado de la construcción de la heterosexualidad- radicaría, entonces, en la práctica negativa de la deconstrucción que implica desenmascarar aquella represión fundante y excluyente que estaría en la base de toda identidad. Por ello, presentará como conclusión los lineamientos generales de su Teoría de la Performatividad de Género [2], postulando que sólo las prácticas paródicas trastornan las categorías del cuerpo, el sexo, el género y la sexualidad.

Inscripta en el irracionalismo filosófico contemporáneo (tal como se despliega a partir de Nietzsche y Heidegger como críticos de la metafísica de la sustancia y es continuado por Derrida, con el postestructuralismo deconstructivista), e incorporando diferentes aspectos del giro lingüístico propiciado por Wittgenstein y Austin, su trabajo consistirá en trazar una crítica genealógica de inspiración foucaultiana a las categorías identitarias, investigando los intereses políticos que hay en designar como origen y causa de las mismas aquello que considera el efecto de las instituciones, las prácticas y los discursos.

“Me pregunté entonces: ¿qué configuración de poder construye al sujeto y al Otro, esa relación binaria entre hombres y mujeres y la estabilidad interna de esos términos?” [3]


En el breve pero profundo recorrido de El género en disputa, su autora demostrará un gran conocimiento de diversas teorías psicoanalíticas y filosóficas, presentando una lectura radicalmente personal del tabú del incesto como mecanismo que sirve a los fines de imponer las identidades de género diferenciadas e internamente coherentes dentro de un marco heterosexual. También trazará una aguda crítica a las elaboraciones de Julia Kristeva sobre el cuerpo materno, forzará a Foucault más allá de sus límites y repensará las elaboraciones sobre lesbianismo de la feminista francesa de la diferencia Monique Wittig. Pero lo que trasciende al texto y le otorga un lugar significativo en el debate académico y político actual es que se enmarca en la discusión sobre las alternativas al neoliberalismo y la lucha por el reconocimiento de los nuevos movimientos sociales. Su búsqueda de una estrategia deconstructiva del principio binario de inteligibilidad sexual intenta responder a este contexto histórico en el que se replantea, según la autora, la necesidad de ejes múltiples de lucha contra la opresión. Según Chantal Mouffe la pregunta que se hace Butler sobre la agencia abre nuevas posibilidades políticas:

“En Gender Trouble, Judith Butler se pregunta: ‘¿Qué nueva forma de política emerge cuando la identidad como una base común ya no constriñe el discurso de la política feminista?’ Mi respuesta es que visualizar la política femenina de esa manera abre una oportunidad mucho más grande para una política democrática que aspire a la articulación de las diferentes luchas en contra de la opresión. Lo que emerge es la posibilidad de un proyecto de democracia radical y plural.” [4]

Las profundas controversias que ha suscitado en el movimiento feminista y en otros ámbitos se deben a sus radicales conclusiones y su extraña propuesta de subversión política, aunque su pretensión sea la de coadyuvar a la construcción de una democracia radicalizada y pluralista, donde las alianzas no puedan ser definidas a priori sino que sean contingentes. El largo camino del feminismo de la segunda ola, sin embargo, desde las reivindicaciones igualitaristas hasta el reclamo de inclusión en una supuesta democracia pluralista, pasando por las propuestas separatistas más radicales, dan cuenta de un movimiento social con enormes potencialidades revolucionarias, pero preso hoy en los estrechos límites del posibilismo postmoderno y el demasiado cercano horizonte de una democracia liberal que se intenta presentar como incuestionable.

Devenir del feminismo I: de la guerra entre los sexos a la guerra contra el sexo

La segunda ola del feminismo -que alcanzó a ser un movimiento de masas en los países centrales en la década del ’70- incluye en su desarrollo diversas tendencias políticas y teóricas. Lejos del muy recurrente prejuicio según el cual las feministas opinarían que “las mujeres deben luchar contra los varones”, las elaboraciones del feminismo son extremadamente más variadas y complejas. Podríamos utilizar diversos esquemas para definir las etapas y las tendencias que se siguieron en esta segunda ola, según se trate de su conceptualización del sexo / género, de las divergencias entre los conceptos de igualdad / diferencia, de la relación establecida con el Estado o según la idea que sostengan del autonomismo, etc. Reconoceremos, entonces, siguiendo la clasificación defendida por Nancy Fraser, tres períodos: 1. el período de la diferencia de género; 2. el de las diferencias entre las mujeres y 3. el de las múltiples diferencias que intersectan. [5] En primer lugar nos centraremos en el debate establecido por el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia alrededor del concepto de género. Estas tendencias pusieron el acento ya sea en la universalidad (de la razón) de los seres humanos como condición de posibilidad de la inclusión, ya sea en el particularismo de una supuesta identidad femenina (¡pero universal!) que conduce, en última instancia, al separatismo. En segundo lugar, veremos la respuesta que recibe este “esencialismo” -tanto universal como diferencialista- al interior mismo del movimiento feminista, en la voz de “las otras” (mujeres negras, lesbianas, chicanas, de países semicoloniales, de clases sociales subordinadas, de otras etnias, etc.) desde una perspectiva multiculturalista. Por último intentaremos hacer un análisis del intento de respuesta a estas contradicciones intrínsecas al feminismo y las tensiones surgidas entre igualdad / diferencia en las elaboraciones de un antiesencialismo deconstructivista representado, fundamentalmente, por Judith Butler.

Contradicción antidialéctica 1: género próximo vs. diferencia específica

Según esta clasificación propuesta por Fraser, entonces, el primer período corresponde a las discusiones teóricas entre feministas de la igualdad y feministas de la diferencia alrededor del concepto de género que plantearía la diferencia entre mujeres y varones. Para las feministas de la igualdad, la conceptualización del género como social, no determinado por la anatomía, suponía el rechazo del determinismo biológico del “sexo” o la “diferencia sexual” utilizados habitualmente para justificar la discriminación de las mujeres.

“El género es una categoría construida social, histórica y culturalmente. A diferencia de mujer y varón, feminidad y masculinidad no son conceptos empíricos. El género es la institucionalización social, muy arraigada, de la diferencia de sexo. Señala características sociales, pero simultánea y fundamentalmente, constituye un sistema conceptual, un principio organizador, un código de conductas por el cual se espera que las personas estructuren sus vidas, sean femeninas o masculinas y se comporten femenina o masculinamente. En tal sentido, el género no es una categoría descriptiva sino una normativa que determina la percepción social de las mujeres y de los varones. Feminidad y masculinidad son construcciones que una sociedad hace para perpetuar su estructura y funcionamiento. Hay, por supuesto, diferencias biológicas innegables entre mujeres y varones, pero lo determinante en la organización social no es la diferencia misma sino el modo en el que se la significa y se la valora, el modo en el que se la interpreta y se la vive.” [6]

Para las feministas de la igualdad, biología no es destino. Por el contrario, se trata de luchar por eliminar las diferencias de género socialmente construidas, pues esas diferencias reforzarían la exclusión y opresión de las mujeres cuando el objetivo es ponernos en un pie de igualdad con los varones. En el plano político, entonces, lo fundamental será la consecución de la igualdad de los sujetos generizados ante la ley; que las normas jurídicas que se presentan como válidas universalmente en lo formal, se extiendan a las mujeres; las incluyan, reconociéndolas como sujetos de derecho, como ciudadanas. Las raíces del feminismo de la igualdad debemos buscarlas en el pensamiento de la Ilustración y el concepto de universalidad. Esta corriente, entonces, pondrá el acento en las estructuras racionales comunes a todos los sujetos y exigirá que toda norma pueda ser universalizada. El feminismo de la igualdad es la crítica que intenta extremar los estandartes de la burguesía revolucionaria de fines del siglo XVIII que proclamaba la libertad, la igualdad y la fraternidad mientras redactaba la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y se hacía con el poder del Estado. Feministas de diversas tendencias (liberales, socialistas, radicales), en los inicios de la segunda ola del movimiento, fundamentaban sus posiciones en esta conceptualización política de la igualdad. Según Amelia Valcárcel, estas tendencias pueden escindirse en dos bloques:

“las que esperaban la liberación dentro de políticas globales, que se conocieron como feminismo reivindicativo, y las que globalizaban el mismo feminismo como teoría política, feminismo radical.” [7] Según este criterio, entonces liberales y socialistas pertenecerían al grupo del feminismo reivindicativo, sosteniendo las primeras, diversas políticas de reforma y las segundas, la revolución socialista, como políticas globales dentro de las cuales se incluirían las demandas específicas de las mujeres. Sin embargo, los esquemas clasificatorios no alcanzan a dar cuenta de una realidad mucho más compleja y variada. De hecho, aunque según esta clasificación el feminismo radical pertenecería al segundo grupo, tanto esta corriente como el feminismo socialista provienen de una experiencia militante de izquierda y, por lo tanto, ambos denotan una gran influencia del pensamiento marxista, algo que no sucede con la corriente liberal. Las feministas radicales adaptaron algunos elementos de la teoría marxista a una nueva concepción de la opresión de las mujeres basada en la idea central de que las mismas constituyen una clase social. Kate Millet, por ejemplo, define al patriarcado como una política sexual ejercida fundamentalmente por el colectivo de los varones sobre el colectivo de las mujeres, lo que la lleva a afirmar que: “la dependencia económica hace que la afiliación [de las mujeres] a cualquier clase sea tangencial, indirecta y temporal.” [8] Por su parte, Shulamit Firestone, autora de La dialéctica del sexo, sostiene que:

“el materialismo histórico es aquella concepción del curso histórico que busca la causa última y la gran fuerza motriz de los acontecimientos en la dialéctica del sexo: en la división de la sociedad en dos clases biológicas diferenciadas con fines reproductivos y en los conflictos de dichas clases entre sí; en las variaciones habidas en los sistemas de matrimonio, reproducción y educación de los hijos creadas por dichos conflictos; en el desarrollo combinado de otras clases físicamente diferenciadas (castas); y en la prístina división del trabajo basado en el sexo y que evolucionó hacia un sistema (económico - cultural) de clases.” [9]

Lo que la llevará a plantear la hipótesis de que la tecnología permitirá liberar a la mujer de la opresión que se le impone a través de su cuerpo, gracias al desarrollo de la anticoncepción y la reproducción extrauterina. Al sostener que la división central de la sociedad es la división entre dos sexos (clases), se entiende que la opresión específica de las mujeres está relacionada de manera directa con su biología con lo cual, la desigualdad es entendida en términos naturales. El patriarcado, según esta versión, queda establecido como una estructura de poder generalizada y ahistórica. Otras autoras, dentro de la vertiente que se conoce como feminismo materialista, parten de la premisa de que las mujeres no son un grupo natural cuya opresión se debe a su misma naturaleza biológica, sino que conformarían una categoría social. Para éstas, las mujeres también constituirían una clase social, pero con intereses comunes basados en su condición específica de explotación y opresión de género, es decir, como producto de una relación económica y de una construcción ideológica que refuerza ese sometimiento. Por su parte, el feminismo socialista intenta combinar el análisis marxista de las clases con el análisis de la opresión de la mujer, poniendo el acento en el concepto de patriarcado y en el desarrollo histórico de esta modalidad de organización de las relaciones familiares en los distintos modos de producción. Las feministas socialistas, a diferencia de las feministas radicales, siguieron entendiendo el problema de la desigualdad como una cuestión absolutamente social: dieron prioridad al concepto de división sexual del trabajo -división que originaría una connotación de desigualdad social entre ambos sexos-, y definieron el patriarcado como el conjunto de relaciones sociales de la reproducción humana que se estructuran de modo tal que las relaciones entre los sexos son relaciones de dominio y subordinación. Para las feministas socialistas, la subordinación de las mujeres en la esfera de la reproducción se traslada luego al mundo de la producción, haciendo que la participación de las mujeres en el proceso productivo se dé en condiciones de inferioridad. Muchas sostuvieron que esta situación de opresión es originaria y modelo para el resto de las situaciones de desigualdad y dominación, como las de clase. Otras, siguiendo las elaboraciones engelsianas, sostuvieron la existencia de un matriarcado anterior a la existencia de las sociedades divididas en clases y concibieron a la opresión como una relación que sólo aparece con este antagonismo fundamental producido por la posibilidad del excedente. Estas diferentes concepciones del origen de la desigualdad y de la opresión conllevan diferentes estrategias políticas en la lucha por la igualdad. Mientras las feministas liberales optarían por la inclusión en el aparato de Estado, en lugares de poder e instituciones de regímenes y gobiernos, con el propósito de instalar reformas tendientes a la igualdad; las feministas socialistas sostendrían, estratégicamente y con diversos matices, la necesidad de una revolución anticapitalista. Un hilo conductor, sin embargo, enlaza las distintas vertientes: por vías reformistas o revolucionarias, todas están de acuerdo en querer desterrar las diferencias entre los sexos para llegar a la igualdad. Esta ambición, sin embargo, fue rebatida pocos años más tarde. Hacia mediados de los ’70, la perspectiva de un feminismo de la diferencia hacía su entrada en el movimiento.

“Así, con la bancarrota de las esperanzas ilustradas de paz y progreso moral, asistimos al surgimiento de la mujer como un Otro ahora positivamente connotado. Esta conceptualización de la mujer adquiere distintos caracteres según los presupuestos esencialistas o constructivistas del pensamiento que la asume: la mujer como lo biológicamente Otro, como madre nutricia y naturaleza fértil frente al varón genéticamente destinado a la agresividad; lo femenino como lo pre-lógico e inexpresable en el lenguaje corriente versus la razón masculina; la mujer como construcción cultural del patriarcado con valores positivos a pesar de estar derivados de la marginación, etc.” [10]

El feminismo de la diferencia intentará demostrar que la simbolización de los datos morfológicos de la diferencia de los sexos se hizo bajo una mirada jerárquica que privilegia el cuerpo masculino (por ejemplo, el pene que da lugar a la metáfora del falo) en detrimento del cuerpo femenino (lo castrado que se opone a lo fálico). Desde esta perspectiva, toda lucha por la igualdad será catalogada de asimilacionista a un orden androcéntrico que considera valioso y respetable sólo aquello que concierne a los varones. Es decir, el igualitarismo reproduciría la devaluación de la feminidad, en su aspiración por conseguir la equiparación con los derechos que el patriarcado arroga exclusivamente a los varones. El feminismo de la diferencia acusará al feminismo de la igualdad de quedar atrapado en el discurso de lo Uno y lo Otro del pensamiento falogocéntrico. Porque si en el sistema patriarcal, el varón se instala como universal (ser humano = varón), ser mujer entonces es ser lo Otro, es decir, algo diferente e inferior que lo Uno que funciona como norma. La crítica específica que se hace al feminismo de la igualdad es que aspira a que la mujer se constituya en lo Mismo (que lo Uno) y esta aspiración formaría parte de la dominación, sería funcional a ella. Se trataría de un permiso que el sistema patriarcal otorga a las mujeres; una trampa de la misma lógica falogocéntrica, ya que el sistema patriarcal mismo está constituido por un Uno que ejerce la supremacía y un Otro inferior que lucha por ser lo Mismo que lo Uno eternamente. Asimilando la consigna Black is Beautiful (negro es hermoso) de los movimientos antirracistas norteamericanos o la del orgullo gay que surge en la misma época, las feministas de la diferencia propugnaron una nueva interpretación positiva y revalorizadora de la feminidad. Partiendo de una crítica radical al psicoanálisis, especialmente en su vertiente lacaniana, el feminismo de la diferencia se propone pensar filosóficamente la diferencia sexual, considerada como fundante, que es ocultada en los discursos de la filosofía, la ciencia, el psicoanálisis y la religión -discursos del pensamiento falogocéntrico. Ese ocultamiento actuaría para encubrir que todos somos nacidos de mujer, que lo femenino es lo primordial negado; negación a partir de la cual se constituye el sujeto constreñido por las leyes del lenguaje. Luce Irigaray, una de las teóricas más importantes de esta vertiente del feminismo, reivindica la experiencia del cuerpo como la verdad natural de la feminidad, por oposición a la mediación del discurso que se inscribe en el dominio masculinista [11]. Retomando el pensamiento lacaniano señala que si el falo es la totalidad, la mismidad, lo Uno, lo que instaurará la posibilidad de la castración es la Ley: la constitución del sujeto estaría posibilitada, entonces, por esa función que Lacan denomina Nombre del Padre (y que para Freud, sería el peligro de castración, la función paterna en el triángulo edípico). De su particular lectura de esta teoría, Irigaray deduce que si esta Ley aparece mediatizada por el lenguaje, entonces, el sujeto se constituye como tal renegando de lo material (podría decirse de lo corporal por oposición al pensamiento), lo irracional y lo prelingüístico. Esto que permanecerá relegado y renegado (lo preedípico, lo reprimido) es, según la autora, lo femenino originario. Recurriendo a la metáfora del espéculo (speculum), Irigaray asocia la histeroscopía con la búsqueda metafísica por el significado último de la vida: el varón gobierna lo Otro con su impulso a medir, delimitar, definir. De este modo, controla la alteridad femenina y reduce su significado a lo que él mismo proyecta, es decir, el objeto de conocimiento le devuelve su propia imagen a la manera de un espejo (speculum). Irigaray, siguiendo esta metáfora, insta a las mujeres a ir más allá del espejo, como Alicia -el célebre personaje literario de Lewis Carroll. Ese otro lado del espejo es el inconsciente, la mujer no mediada por la acción del varón, ese más allá que escapa al control del falogocentrismo. La consecuencia política que entonces se deriva de ello es que es necesario exaltar la diferencia, no luchar por conseguir la mismidad, que sólo llevaría a las mujeres a un “estar detrás”, “ser segundas” de los varones. Resumiendo, podríamos decir que -aún con múltiples matices entre diversas autoras y tendencias-, el feminismo de la diferencia plantea, esencialmente, una idealizada y loable feminidad intrínseca al ser mujer. Destacando la maternidad como lo propio de las mujeres -y por consiguiente, supuestas cualidades positivas asociadas, como la no-violencia-, resaltando la relación de la mujer con la naturaleza por oposición al mundo de la cultura masculina y llegando a sostener la necesidad de un mundo de mujeres no contaminado por lo masculino -incluyendo el separatismo como opción político-sexual-, las feministas de la diferencia sostienen en común que la liberación de las mujeres depende de la creación y el desarrollo de una contracultura femenina. Celia Amorós, una de las más destacadas defensoras de la igualdad, denomina a esta valoración voluntarista “la valoración estoica” [12], considerándola una trampa de la ingenuidad del oprimido. En una de sus conferencias dictadas en Buenos Aires, señalaba con un fuerte tono irónico:

“Se va a reconocer como valioso lo que ha sido reconocido históricamente como valioso, aunque las mujeres ahora decidan que lo valioso es lavar ollas o platos”. Más adelante, agregaba: “si nos queremos consolar haciendo pollos al horno por todas las frustraciones que tenemos en la vida social, pensando que hacer pollos al horno es la esencia misma de la realización y la creatividad, como dicen ciertas revistas y asumen ciertas feministas, naturalmente, estás en tu derecho; ahora bien, tienes que saber que así no se transforman las cosas.” [13]

Una de las críticas fundamentales que ha recibido el feminismo de la diferencia es la de que al rechazar la existencia de algo que pueda calificarse de “genéricamente humano”, se concluye en un dualismo ontológico irreductible. Si no hay humano sin sexuación se concluye en la imposibilidad lógica y ontológica de “lo humano”, es decir en la negación de un universal que pueda trascender la diferencia de los sexos. La consecuencia teórica más importante de esta negación es el retorno al esencialismo biologicista tan combatido por las feministas de la igualdad en los albores de la segunda ola. El feminismo de la diferencia no haría otra cosa que ontologizar las diferencias construidas socialmente y por las cuales las mujeres son sometidas a la discriminación de género. Desde otro punto de vista, el feminismo de la diferencia es criticado por condenar a las mujeres, de manera irremisible, a la marginación. Si los sistemas de dominación proponen un dilema para los oprimidos: la integración al sistema a través de la admisión de sus demandas de igualdad o la marginación de subculturas o ghettos, el feminismo de la diferencia condenaría a las mujeres a lo segundo. Es cierto que, más tarde, distintas autoras han hablado de igualdad en la diferencia o diferencia en la igualdad para intentar conciliar dos vertientes que se consideraban enfrentadas y contradictorias. La disyuntiva igualdad - diferencia dentro del feminismo puede decirse que ya ha sido rechazada como una falsa antítesis, señalando que lo contrario de la igualdad es la desigualdad y no la diferencia, mientras que lo que se opone a la diferencia es la identidad y no la igualdad. Desde este nuevo punto de vista puede entenderse que, defender la igualdad sin tener en cuenta las diferencias, podría implicar la aceptación de las desigualdades sociales de ciertas personas o grupos, tal como sucede en el derecho formal burgués. Por el contrario, la igualdad deseada no estaría basada en semejanzas o identidades entre grupos o personas sino en la valoración igualitaria de las diferentes experiencias particulares. Sin embargo, este intento conciliatorio no ha pasado de ser más que eso: un intento, muchas veces ecléctico, de recomponer lazos entre las dos tendencias más importantes del feminismo de la segunda ola. La discusión entre la igualdad y la diferencia en el feminismo no parece tener salida en los términos en que se plantea. Cuando el horizonte de esta discusión no trasciende los estrechos marcos del sistema de dominación, carece de sentido o, dicho en otros términos, adquiere el sentido de una contradicción irresoluble que es el que ha tenido durante todos estos años: ¿qué igualdad? ¿qué diferencia? ¿las mujeres queremos la igualdad con los varones para acceder a sus mismos lugares de poder? ¿queremos ese poder para qué? ¿es nuestra diferencia lo que es necesario destacar y ponderar recluyéndonos en una subcultura ideal, al margen de la sociedad tal como está establecida o nuestra diferencia permitiría pensar en una superación de la sociedad tal como es actualmente? Para resolver esta cuestión es necesario, ante todo, plantearse cuál es el horizonte ya sea tanto para proponerse la inclusión o el separatismo. Y ahí, inevitablemente, nos encontramos con el horizonte del Estado. Según la clásica definición de Engels

“... el Estado no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera a la sociedad (...). Es más bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado: es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurar. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del ‘orden’. Y ese poder, nacido de la sociedad, pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más, es el Estado.” [14]

Y el estado moderno, capitalista, consigue divorciarse “más y más” de la sociedad que le da origen sólo a costa de eliminar de algún modo las distinciones de nacimiento, de clase, de educación y de profesión. El estado burgués consigue ese divorcio separando las esferas de la política y la economía de manera fetichista; separando al ser humano en hombre (burgués) por un lado, y ciudadano por el otro. Su proclamación de que todo ciudadano es igual ante la ley es la máxima expresión de la libertad y la igualdad alcanzada jamás en los marcos de un sistema basado en la explotación de una clase por otra. Claro que, mientras proclama esta igualdad jurídica entre los ciudadanos, el Estado permite que -en la vida real de los hombres y mujeres- estas diferencias basadas en la propiedad, en la educación, etc sigan existiendo. En última instancia, la existencia de estas diferencias reales son la base por la cual es necesaria su propia existencia como Estado. Es decir, si el Estado puede proclamar la universalidad es porque hace abstracción de los elementos particulares de la existencia. Visto así no habría contradicción entre la proclamada igualdad y la desigualdad real: ambos aspectos son mutuamente dependientes. Mientras las posturas liberales sostienen la lucha por la igualación jurídica, el marxismo señalará permanentemente esta contradicción entre el “como si” de la igualdad para el derecho y las condiciones reales de la existencia profundamente desiguales. El derecho, para los marxistas, es concebido siempre como “el derecho a la desigualdad”; así lo señala Marx en Crítica del Programa de Gotha:

“El derecho sólo puede consistir, por naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos desiguales (y no serían distintos individuos si no fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida siempre y cuando se les enfoque desde un punto de vista igual, siempre y cuando se les mire solamente un aspecto determinado...” [15]

Es por eso que hombres y mujeres cuentan para el Estado como seres genéricos, es decir, partícipes de una universalidad lograda mediante la abstracción de sus vidas reales e individuales. No podría ser de otra manera. Para medir las diferencias es necesario partir de un patrón de igualdad, para subsanar las desigualdades es necesario considerar el horizonte de un mismo derecho. La igualdad y la libertad, en última instancia, encuentran su basamento último en la existencia de la propiedad privada y las clases sociales antagónicas. Marx expresa esta contradicción entre los ideales de la revolución burguesa y la existencia misma de la propiedad privada en su crítica a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre:

“... la libertad es el derecho de hacer e intentar lograr todo lo que no dañe a los otros. Los límites dentro de los cuales uno puede moverse sin dañar a los otros están definidos por la ley, al igual que una estaca marca el límite entre dos campos. Pero se trata de la libertad del hombre como algo aislado, replegado en sí mismo. (...). Pero el derecho de libertad no reside en la reunión de los hombres, antes bien en la distancia entre hombre y hombre. Es el derecho de esta distancia, el derecho del individuo limitado que se limita a sí mismo. La aplicación práctica del derecho de libertad es el derecho de propiedad privada. ¿De qué se trata el derecho de propiedad privada? (...). Pues bien, el derecho de propiedad es el derecho de gozar y disponer de la propia riqueza arbitrariamente sin tener en cuenta a los otros hombres, independientemente de la sociedad: es el derecho al egoísmo. Esa libertad individual y su aplicación son el fundamento de la sociedad civil. Por ella cada hombre percibe en el otro, no la realización, sino la limitación de su libertad.” [16]

El marxismo, lejos de ser un hijo de la Ilustración sin más, es su crítico más profundo arrancado de sus entrañas. Entender la lucha emancipatoria únicamente como una búsqueda de igualdad inclusiva en el derecho conlleva al reformismo: presupone la existencia de un sistema perfectible cuyo corazón no es cuestionable. Entenderla, por otra parte, sólo como una lucha contra los fundamentos económicos estructurales que dan origen al antagonismo de clase, sin cuestionar las otras desigualdades a las que da origen, conlleva a un sectarismo impotente que impide desentrañar el funcionamiento mismo del sistema capitalista, pensar políticamente la alianza objetiva entre la explotación y la opresión, la alianza subjetiva entre la clase obrera y todos los sectores oprimidos por el sistema. Pero lo central es advertir la profunda relación que existe entre ambos aspectos, sólo aparentemente contradictorios: si puede pensarse un Estado basado en el derecho a la igualdad de sus ciudadanos libres es porque, precisamente, la sociedad está fracturada en dos clases sociales antagónicas: la que conforman quienes poseen los medios de producción y la que está constituida por quienes no tienen más que su propia fuerza de trabajo. La libertad y la ciudadanía son la expresión de esta separación de los sujetos de sus vínculos orgánicos con las demás fuerzas productivas. El capitalismo es el primer modo de producción en la historia que posibilita que los sujetos queden emancipados de todo vínculo comunitario y se transformen en ciudadanos libres capaces de venderse a sí mismos (su fuerza de trabajo) en el mercado. El contrato será la expresión de estas nuevas relaciones societales: las que se establecen entre individuos libres en la sociedad civil para la consecución de fines determinados. Libertad que en su ejercicio oculta la profunda desigualdad que existe entre la mujer y el varón en el contrato matrimonial, como también la que existe entre la burguesía y la clase obrera en el contrato de trabajo.

Contradicción antidialéctica 2: diferencia esencial vs. identidades múltiples

Mientras tanto, al interior mismo del movimiento, las mujeres negras y las mujeres lesbianas acusaban al feminismo de ser un discurso imperialista que pretendía representar los intereses de todas las mujeres desde la posición exclusiva y particular de las mujeres blancas anglosajonas de clase media y heterosexuales. Sus experiencias no coincidían con las de otras mujeres, sus situaciones de opresión no eran idénticas, sus vínculos con los varones también eran diferentes; incluso muchas veces estos vínculos eran privilegiados frente a la relación con otras mujeres de etnias, clases o naciones diferentes. El discurso feminista era criticado por su esencialismo: bajo la definición unívoca de mujer se pretendía encontrar una experiencia unificadora para todas las mujeres. La discusión se trasladó, entonces, de la diferencia de género a las diferencias entre las propias mujeres. En palabras de Audre Lorde:

“Estar juntas las mujeres no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres gay no era suficiente, éramos distintas. Estas juntas las mujeres negras no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres lesbianas negras no era suficiente, éramos distintas. Cada una de nosotras teníamos sus propias necesidades y sus objetivos y alianzas muy diversas. La supervivencia nos advertía a algunas de nosotras que no nos podíamos permitir definirnos a nosotras mismas fácilmente, ni tampoco encerrarnos en una definición estrecha... Ha hecho falta un cierto tiempo para darnos cuenta de que nuestro lugar era precisamente la casa de la diferencia, más que la seguridad de una diferencia en particular.” [17]

Este traslado de la diferencia entre los sexos a la diferencia entre las mismas mujeres abrió un enorme cuestionamiento en el movimiento feminista sobre diversos tópicos: el heterosexismo, el racismo, el colonialismo, las alianzas políticas con otros movimientos sociales, etc.

“Está claro que las cuasi-metanarraciones impiden más que promueven la hermandad ya que borran las diferencias entre las mujeres y entre las formas del sexismo al que están sujetas diferentes mujeres de manera diferente. Del mismo modo, es cada vez más evidente que tales teorías impiden alianzas con otros movimientos progresistas, ya que tienden a ocultar ejes de dominación que no son los del género. En suma, las feministas están cada vez más interesadas en los modos de teorizar que atiendan a las diferencias y a las especificidades culturales e históricas.” [18]

«En el terreno teórico, con la explosión de las diferencias, se privilegiaron los estudios localizados, en detrimento de las teorías sociales abarcativas. El multiculturalismo desembarcó, entonces, en los estudios de género y en el mismo movimiento feminista con su respeto por la diversidad, pero arrastrando tras de sí la renuncia a todo “horizonte de universalidad” [19].

Es lo que Slavoj Zizek definió como “la forma ideal de la ideología de este capitalismo global” [20], es decir, una posición según la cual se trata a cada cultura específica de la misma manera que el colonizador trata a los “nativos”, con un signo valorativo inverso: en el multiculturalismo, cada cultura es respetada como / por igual. Soltando las amarras de las estructuras sociales, las determinaciones históricas y económicas, las diferencias ya no fueron comprendidas -según los nuevos estudios culturales- desde una teoría capaz de desenmascarar la opresión de aquellos y aquellas portadores de “identidades irrespetadas”, como víctimas de una ideología a la que estaban sujetos por su poder represivo. El multiculturalismo, escapando al reduccionismo económico, también se ha alejado de la política. Despojó a las identidades de su anclaje en determinadas relaciones necesarias de colaboración social: transformó a los “productores” culturales en “consumidores” culturales, trastocó las identidades en meras diferencias textuales, discursivas; exaltó los valores, las experiencias y las opiniones propios de los grupos subordinados asumiendo que eran en sí mismos progresistas y que surgían directamente de la experiencia de subordinación. Los estudios sobre la vida cotidiana son la expresión académica, por ejemplo, de esta concepción de “dar voz” a los oprimidos ya que esa voz al haber sido silenciada mediante los mecanismos de la opresión, la subordinación y la exclusión de los discursos dominantes es, en sí misma, auténtica por definición. En el transcurrir de la segunda ola del movimiento feminista, entonces vemos cómo la diferencia pasó de ser, en un primer momento, una construcción social contra la cual rebelarse a convertirse en naturaleza biológica ponderable. Más tarde, con esta irrupción de las diferencias al interior mismo del movimiento feminista, la diferencia fue recategorizada como absolutización de identidad. De la crítica a los modos de producción y al sistema patriarcal se pasó a la crítica de las teorías de justicia. Como señala Bensaïd, ya no se trata de cuestionar la explotación sino la alienación generalizada. Es decir, la explotación aparecerá como un tipo más de alienación en el sistema capitalista de fin de siglo y, por ende, la cuestión de la reapropiación social no ocupará el centro de los programas políticos emancipatorios. Este lugar estará ocupado ahora por la demanda de una aceptación cada vez mayor de las diferencias alienadas en la marginación social, como si se tratara de un proceso gradual de evolución sin sobresaltos y por lo tanto, pacífico, hacia la liberación de cada individuo que integra la sociedad. Al decir de Zizek:

“Entonces, nuestras batallas electrónicas giran sobre los derechos de las minorías étnicas, los gays y las lesbianas, los diferentes estilos de vida y otras cuestiones de ese tipo, mientras el capitalismo continúa su marcha triunfal.” [21]

El fenómeno de la explosión de las diferencias al interior del feminismo llevó a la inclusión de diversas comas y etcéteras en definiciones desjerarquizadas. Así se suceden, entonces, los términos clase, etnia, orientación sexual, edad, etc. Y más progresismo a cuántos más etcéteras se incluyan en las definiciones. El concepto de clase social volvió a reaparecer en el feminismo, pero esta vez, considerado como una variable más entre tantas otras para definir la identidad de los grupos y los sujetos. Colocando en el mismo nivel las diferencias de género, de orientación sexual, de etnia, con las de clase, el multiculturalismo emprende la tarea que -según el autor anteriormente citado- consiste en hacer invisible la presencia inalterable del capitalismo. Que las determinaciones de clase se ubiquen en un plano de igualdad con las demás equivale a ocultar el papel clave que desempeña la economía en la estructuración de la sociedad; es decir, difumina en un plano de equivalencias el uso primordial que el capitalismo hace de las diferencias (y en este sentido, de la opresión de género y la subordinación de diferentes grupos por razones culturales, étnicas, de orientación sexual, etc.) para sostener el statu quo de su dominación sistémica.

“Es la ‘represión’ del papel clave que desempeña la lucha económica lo que mantiene el ámbito de las múltiples luchas particulares, con sus continuos desplazamientos y condensaciones. La política de izquierda que plantea ‘cadenas de equivalencias’ entre las diversas luchas tiene absoluta correlación con el abandono silencioso del análisis del capitalismo en tanto sistema económico global, y con la aceptación de las relaciones económicas capitalistas como un marco incuestionable.” [22]

Para el pensamiento marxista, la pertenencia de clase no puede agregarse simplemente a las otras múltiples y diversas identidades, ya que constituye el núcleo alrededor del cual se articulan y adquieren su definición concreta estas otras pertenencias. Las identidades que el sistema entiende como subordinadas (mujer, negro, homosexual, etc.) sólo adquieren su significación social concreta en relación a su vínculo con una clase social, donde la clase es el eje que determina su vivencia particular de subordinación. Si el matrimonio, por ejemplo, es una institución que a través del contrato sexual, subordina a las mujeres al varón, también es cierto que el matrimonio de una mujer con un varón de la clase poseedora de los medios de producción la libera de la explotación. Por el contrario, aquellas mujeres que deben vender su fuerza de trabajo, arrastrarán las dobles cadenas a las que este sistema capitalista las somete como mujeres y como trabajadoras. En este último caso, la opresión y la explotación se conjugan dramáticamente; en el primero, por el contrario, la relación de opresión exime de lo segundo. La articulación de las diversas determinaciones de género, sexualidad, etnia, etc. está fundada en la estrecha articulación que existe entre explotación y opresión bajo la dominancia del capital. Es cierto que cada sujeto es una combinación particular de pertenencias múltiples a diversos lugares de identidad; pero sólo una lectura liberal podría llevarnos a la interpretación de que la sociedad existente es el resultado de una sumatoria de individuos con múltiples pertenencias identitarias. Negarse a comprender la totalidad del sistema capitalista conlleva, necesariamente, a la imposibilidad de cuestionarlo profundamente y por ende, de subvertirlo. Como marxistas, no es la noción de diferencia lo que cuestionamos sino su naturalización biológica o su absolutización. Incluso el relativismo con que se enfocan las diversas identidades, igualmente respetables. Como señala el marxista inglés Terry Eagleton, si bien nadie tiene una determinada pigmentación de la piel porque otros tengan otra, si bien nadie tiene un sexo porque hay otros que poseen uno diferente, sí es cierto que millones de personas se encuentran en la “posición” de asalariados porque hay unas pocas familias en el mundo que concentran en sus manos los medios de producción. [23] Ambas categorías (burgués / proletario, o bien explotador / explotado) se relacionan mutuamente de manera tal que sólo aboliendo éste vínculo específico (capital / trabajo) puede abolirse la “identidad” subordinada, de un modo que no es igual para las otras identidades. En una sociedad sin opresión de ningún tipo podemos imaginar a las mujeres en una posición igualmente jerarquizada que los varones, lo mismo para negros y blancos o heterosexuales y homosexuales. Pero habrá mujeres y varones, pieles de todos los colores y orientaciones sexuales de lo más diversas coexistiendo en armonía. Es decir, no es necesaria la eliminación de unos u otros para la eliminación de la situación de opresión (¡justamente de eso se trata!). No hay posibilidad, sin embargo, de pensar análogamente la igualdad de “reconocimiento” para burgueses y proletarios. Son categorías identitarias mutuamente necesarias y excluyentes. Liberar a la humanidad de la esclavitud asalariada significa, irremediablemente, combatir al sistema en sus raíces, revolucionándolo. En este sentido es que la emancipación de la clase obrera tiende a la eliminación de todas las clases. Intentar el “reconocimiento “ de la clase explotada, significa, eliminar la propiedad privada, es decir a la clase explotadora misma. Sólo con la revolución social que ponga en cuestionamiento esta relación es posible construir las condiciones de posibilidad para la eliminación de todas las jerarquías y valores con que se tiñen las diferencias, elevándolas a la prosecución de sus máximas potencialidades por encima de las prisiones metafísicas del derecho civil igualitario y las mazmorras oscuras y húmedas de las putrefactas relaciones de explotación, que son impuestas a la mayoría de la humanidad por una minoría parasitaria.

La negación absoluta de las contradicciones: la parodia de Butler

Ya iniciada la década de los ’90, el debate daba un nuevo salto en calidad. Según Nancy Fraser, las políticas de redistribución, en los planteos de este período, se alejan cada vez más de las políticas de reconocimiento y estas demandas eclipsan, mas bien, a las primeras. El marco político en el cual se desarrollan las nuevas teorías será el de la democracia radical y pluralista, lo que la autora anteriormente nombrada denomina “la condición postsocialista” [24]. Mientras el multiculturalismo pregonaba una concepción positiva de las diferencias identitarias para promover su inclusión, una nueva conceptualización emerge definiendo a las identidades como construcciones discursivas represivas y excluyentes. Como ejemplo paradigmático de este segundo enfoque, están las elaboraciones de Judith Butler, para quien la categoría mujer, como representación de valores y características determinadas, es normativa y por tanto, excluyente. Su solución -a diferencia de la respuesta que intenta el multiculturalismo- no pasa por la combinación “políticamente correcta” de los diversos atravesamientos que constituyen al sujeto en sus múltiples identidades. Ella proclamará, más bien, la absoluta prescindencia de toda identidad. Butler se pregunta en Problemas de los géneros, teoría feminista y discurso psicoanalítico:

“¿Existe otro punto de partida normativo para la teoría feminista que no requiera la reconstrucción o la puesta bajo la luz de un sujeto femenino que no puede representar, y mucho menos emancipar, el conjunto de seres corpóreos que se encuentran en la posición cultural de mujeres?” [25]

La pregunta es retórica porque Butler ya tiene una posición tomada al respecto. Su respuesta es que la crítica del sujeto -tal como ha sido formulada por el postestructuralismo- no debe limitarse a la rehabilitación de sus múltiples determinaciones interrelacionadas, en el sentido del sujeto de coalición pluralista que pregona el multiculturalismo: la identidad es ficticia. El cuerpo generizado no tiene un status ontológico por fuera de los actos que lo constituyen. Son los discursos sociales sobre la superficie del cuerpo los que crean la falsa convicción de una identidad, de una esencia interior, a posteriori. El efecto último de esta repetición actual es la aparición de la sustancia, convirtiendo al género aparentemente en una expresión natural de los cuerpos. Esta repetición institucionaliza al género, volviéndolo rígido.

“... actos y gestos, deseos actuados y articulados crean la ilusión de un núcleo interior y organizativo del género, una ilusión mantenida discursivamente para regular la sexualidad dentro del marco obligatorio de la heterosexualidad reproductiva.” [26]

El orden simbólico es presupuesto como el ámbito de la existencia social que se reproduce en los gestos reiterados una y otra vez, ritualizados, desde los cuales los sujetos asumen su lugar en este orden, entonces, queda abierta la posibilidad de modificar los contornos simbólicos de la existencia a través de la performatividad de actuaciones desplazadas paródicamente. Cuando habla de “parodia”, Butler no supone la existencia de un original a ser imitado. Por el contrario, la parodia es la expresión misma de que ese original no existe, es la parodia de la noción de una identidad original. Las figuras de la drag queen, del travesti, del transexual y el transgénero, las figuras lésbicas butch / femme, etc. son las producciones que se presentan como una imitación de una identidad de género que nunca ha existido. En el desplazamiento mismo de estas significaciones, según Butler, se sugiere la apertura a la resignificación y recontextualización de las identidades de género. [27] En palabras de la teórica feminista Rosi Braidotti:

“Al atacar la ficción normativa de la coherencia heterosexual, Butler demanda que las feministas produzcan todo un conjunto de nuevos géneros de la no coherencia.” [28]

El antiesencialismo deconstructivista de Butler, en su afán por eliminar las identidades, presupone un signo de equivalencias entre las mismas, sin preguntarse cuáles son las que se arraigan en el sostenimiento del statu quo de un orden de dominación determinado y cuáles son las que, al reivindicarse, se oponen a las relaciones sociales de opresión existentes. Para Butler esto es así porque, siguiendo a Foucault, sostiene que los sujetos se constituyen a través de la exclusión; es decir, las políticas de subjetivación encierran necesariamente las prácticas de la sujeción. Siempre que se constituya un sujeto, se constituirá lo abyecto como la exclusión normativa y necesaria para la existencia del primero. Y toda resistencia al poder será siempre, inevitablemente, un nuevo discurso de poder, en el pleno sentido foucaultiano. La liberación de las mujeres, en esta nueva teoría posmoderna, podría interpretarse mejor como la liberación de la propia identidad, que es lo verdaderamente opresivo. Ni la sociedad, ni el patriarcado, ni el género... ¡ni siquiera los varones! tendrían responsabilidad alguna en la definición de la opresión de la mitad del planeta. Si de algo debemos emanciparnos las mujeres, según Butler, es de esta pesada definición ontológica represiva y exluyente de nuestra identidad “mujer”. Según las palabras de la propia autora de Gender Trouble, la transformación, entonces, es subversiva por lo siguiente:

“... la proliferación paródica impide a la cultura hegemónica y a su crítica afirmar la existencia de identidades de género esencialistas o naturalizadas. Aunque los significados de género adoptados en estos estilos paródicos evidentemente forman parte de la cultura hegemónica misógina, de todas maneras se desnaturalizan y movilizan a través de su recontextualización paródica. En tanto que imitaciones que efectivamente desplazan el significado del original, imitan el mito de la originalidad en sí.” [29]

Para Judith Butler hay lo que define como una “risa subversiva” como efecto de las prácticas paródicas. La autora sobrestima el potencial subversivo de la performance con relación a la constitución de los sujetos generizados o las identidades de género al punto de no plantearse la reestructuración total de ese orden simbólico hegemónico que tiene su fundamento en un orden social históricamente determinado de exclusiones, apropiaciones y opresiones materiales. Este es el nudo del pensamiento butleriano con el cual se enlaza la política de una democracia pluralista, ya que según Chantal Mouffe:

“El objetivo de una política democrática, por tanto, no es erradicar el poder, sino multiplicar los espacios en los que las relaciones de poder estarán abiertas a la contestación democrática. En la proliferación de esos espacios con vistas a la creación de las condiciones de un auténtico pluralismo agonístico, tanto en el dominio del Estado como en el de la sociedad civil, se inscribe la dinámica inherente a la democracia radical y plural.” [30]

Su tesis según la cual no hay un hiato dicotómico entre la lucha económica y la lucha “meramente cultural”, porque la forma social de la reproducción sexual es inherente al núcleo mismo de las relaciones sociales de producción -en el sentido de que la familia heterosexual es el basamento de las relaciones capitalistas de propiedad, intercambio, explotación, etc.- la conduce a sostener que, entonces, la lucha específica contra la heterosexualidad normativa -de alcanzar sus objetivos emancipadores- socavaría al modo de producción. Sin embargo, sus elaboraciones, poniendo como horizonte teórico y práctico la democracia radical y pluralista no dejan de trascender lo político cultural. Lo político no consistiría en la defensa de los derechos de determinadas identidades preconstituidas, sino en la precariedad y el desplazamiento permanente de dichas identidades. Esta práctica política es la que cuestionaría la democracia convirtiéndola en radical y pluralista. Pero para ello, es obvio, hubo que renunciar previamente a toda pretensión de eliminar el poder, tal como sostienen también los politólogos autodenominados postmarxistas. La política, entendida en estos términos, se convierte en un juego con el poder al modo de los juegos infantiles de las escondidas: la indefinición, la no-aceptación de identidades determinadas, el nomadismo es lo que, supuestamente, obligaría al poder a nuevas y móviles definiciones exclusorias, es decir, lo desestabilizaría. Este modelo, entonces, de democracia radical no consiste en la inclusión total de las diferencias, lo cual sería imposible. Aunque siempre habrá identidades y grupos discriminados, el objetivo político es no permitir que esta discriminación quede fijada estructuralmente ni sea el sitio discursivo de la discriminación a priori. El ideal máximo al que puede aspirar la sociedad democrática es el de que ningún agente social se arrogue el derecho de representación de la totalidad y, por el contrario, cada uno esté dispuesto a aceptar el carácter particular y limitado de sus propias reivindicaciones. Según palabras de Mouffe, los agentes sociales deben reconocer que es imposible eliminar el poder existente en sus mutuas relaciones. Como señalan algunas de sus críticas, Butler no concuerda con ningún proyecto que busque establecer las normas o requerimientos de la vida política por adelantado, antes que la acción política misma. Por el contrario, como señala en un trabajo de 1994:

“cualquier esfuerzo de dotar de un contenido específico o universal a la categoría de mujeres, suponiendo que esa garantía de solidaridad se necesita por adelantado, necesariamente producirá fraccionamientos, y esa identidad como punto de partida nunca puede sostenerse como basamento de un movimiento político feminista. Las categorías de identidad no son nunca meramente descriptivas, sino siempre normativas, y en cuanto tales, excluyentes.” [31]

Para Butler, el significante político es políticamente efectivo precisamente en razón de su imposibilidad de describir o representar de modo completo, aquello que nombra. Siguiendo las elaboraciones de los autodenominados posmarxistas Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, sostiene que, en la medida en que tales significantes son siempre incompletos en sí mismos, pueden y deben ser perpetuamente rearticulados entre sí permitiendo la producción de nuevas posiciones subjetivas y nuevos significantes. Aquí radica el potencial político y teórico democrático radical. Para nuestra autora, dejar la categoría “mujeres” abierta, sin referencias fijas o determinadas, posibilita el desafío de su transformación y resignificación permanentes para el feminismo. Nancy Fraser caracteriza las posiciones butlerianas de la siguiente manera:

“... la única práctica política ‘inocente’ es negativa y deconstructiva. Implica desenmascarar la operación represiva y excluyente que permite toda construcción de la identidad. Desde este punto de vista, no es tarea del feminismo construir una identidad o un sujeto colectivo feminista; más bien, nuestra tarea consiste en deconstruir toda construcción de las ‘mujeres’. Más que asumir sin más la existencia de la diferencia de género y, por ende, la de ‘las mujeres’, deberíamos poner en evidencia los procesos mediante los cuales se construye el binarismo de género y por lo tanto las ‘mujeres’. El objetivo político del feminismo sería, entonces, desestabilizar la diferencia de género y las identidades de género que la acompañan.” [32]

Por el contrario, la lógica del capital más bien integra, reabsorbe, incluye y neutraliza las diferencias, mercantilizándolas, como posiciones deseantes de variados consumidores. El nomadismo más que constatarse como la subversión de las convenciones establecidas se constituye en el basamento de una insaciabilidad permanente que retroalimenta adecuadamente el consumismo de los incluidos. Si es así, la performance y el desplazamiento permanente de las posiciones identitarias más que convertirse en herramientas perturbadoras del discurso hegemónico, se transforman en nichos clientelares de nuevos mercados; una diversidad sin diferencias específicas, es decir, una constelación de singularidades fetichizadas. Butler se sitúa en la discusión igualdad - diferencia que atraviesa la historia teórica, práctica y programática del movimiento feminista desconociendo sus términos. Como señala la argentina María Luisa Femenías en su último libro:

“Si no hay género diferente del sexo, ni hay diferencia sexual binaria como dato del cuerpo, ni hay discontinuidad reificada, ni hay tampoco igualdad o diferencia homologables, y todas ellas son sólo construcciones lingüísticas prescriptivas y prácticas confirmatorias, no hay en definitiva dilema alguno. Tanto Beauvoir como Irigaray fracasaron ex initio, y Butler ‘soluciona’ el dilema por simple desconocimiento de sus términos.” [33]

Devenir del feminismo II: ¿(im)postura intelectual o movimiento emancipatorio?

Como bien señala Terry Eagleton, gran parte del posmodernismo es “políticamente opositor pero económicamente cómplice”. [34] Apuntar la artillería contra la concepción universalista del hombre abstracto, contra los valores absolutos y la metafísica del ciudadano es sólo un aspecto de la lucha que está planteada. El sistema capitalista sostiene este aspecto mientras descansa en la pluralidad del deseo y la fragmentación de la producción social. Toda singularidad de los valores de uso de la economía es subsumida a la abstracción universalizable del valor de cambio. Toda particularidad de los sujetos individuales es subsumida en el derecho y la justicia bajo la figura del citoyen. Cuestionar sólo esta arbitrariedad de la universalización en el plano jurídico y político, conlleva al sostenimiento indiscutible de sus bases materiales ancladas en las estructuras económicas de las relaciones sociales de producción. El feminismo y todo movimiento emancipatorio debe tener en cuenta esta perspectiva cuando, más que nunca, el capitalismo se ha transformado en un sistema total(itario) a escala planetaria. Dice Slavoj Zizek:

“Hoy, la teoría crítica -bajo el atuendo de ‘crítica cultural’- está ofreciendo el último servicio al desarrollo irrestricto del capitalismo al participar activamente en el esfuerzo ideológico de hacer invisible la presencia de éste: en una típica ‘crítica cultural’ posmoderna, la mínima mención del capitalismo en tanto sistema mundial tiende a despertar la acusación de ‘esencialismo’, ‘fundamentalismo’ y otros delitos.” [35]

El feminismo, si pretende retomar las banderas de la emancipación de las mujeres de toda opresión, no debería aceptar los términos impuestos por esta trampa postmoderna. El recurso a la amenaza totalitaria basada en los universalismos con el que los defensores de la democracia plural hacen frente a las posiciones de la izquierda, no tiene destino; por el contrario, obliga a revisar la historia del totalitarismo que siempre, indefectiblemente, se sustenta en la suspensión de la legalidad desde una postura identitaria particular (Vg. la raza aria), es decir, en la eliminación de toda pretendida universalidad. En la perspectiva del materialismo dialéctico e histórico, tampoco la universalidad de este sistema es neutral: encierra la contradicción de la explotación de una clase por otra. Tomar partido en esta contradicción por la clase explotada, es la única vía para alcanzar la universalidad de la emancipación de toda dominación. No hay solución a la trampa de la universalidad moderna desde los particularismos identitarios. Ni siquiera con el nomadismo permanente de las figuras paródicas de Butler que escaparían a toda reivindicación de identidad. Siempre habrá coptación de los costados más revulsivos de los movimientos sociales mientras éstos no cuestionen las bases fundantes del sistema capitalista. Reduciendo la lucha a meras batallas por el reconocimiento no alcanza. La lucha de las mujeres por su emancipación debiera ser un grito poderoso contra toda forma de explotación y opresión, que denuncie el patriarcado y su actualización sistémica en los marcos del modo de producción capitalista que hoy, mientras hunde a millones de seres humanos en la miseria, la violencia, el sometimiento, las enfermedades y el hambre -especialmente a las mujeres y las niñas- es legitimado por quienes intentan presentar a la democracia liberal como el único régimen posible al que podemos aspirar para el regocijo posmoderno de nuestras identidades plurales.



[1] En el original, Gender Trouble, que puede traducirse como El problema del género o La cuestión del género. En el inglés, la palabra trouble se utiliza más como las españolas preocupación e inquietud que como disputa. (Simon and Schuster’s International Dictionary).

[2] El término performativo, ideado por el filósofo inglés J. Austin, se refiere a los verbos cuya expresión equivale a la realización del acto que significan. Por ejemplo, prometo, pregunto, ordeno son verbos performativos porque al enunciarlos se está realizando el acto de prometer, preguntar, ordenar. En este caso, performativo hace referencia a lo que al hacerse, constituye al ser, una actividad que crea lo que ella misma describe, una acción que no se sustenta en ningún sujeto ontológicamente primordial, sino que, por el contrario, lo constituye en su mismo transcurrir.

[3] Butler, J. (2001): El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad; Bs. As., Paidós.

[4] Mouffe, Ch. (1999): El retorno de lo político; Barcelona, Paidós.

[5] Fraser, N. (1997): Iustitia Interrupta. Reflexiones críticas desde la posición “postsocialista”; Bogotá, Siglo del Hombre Editores.

[6] Santa Cruz et al. (1994): “Aportes para una crítica de la teoría de género” en Mujeres y Filosofía.Teoría filosófica de género, de M.I. Santa Cruz et al. (comp); Bs. As., CEAL

[7] Valcárcel, A. (1994): Sexo y filosofía. Sobre “mujer” y “poder”; Bogotá, Anthropos

[8] Millet, K.: Política Sexual; s/r.

[9] Firestone, Sh. (1976): La dialéctica del sexo; Barcelona, Kairós.

[10] Puleo, A. (s/f) “En torno a la polémica igualdad / diferencia”, Cátedra de Estudios de Género, Universidad de Valladolid, mimeo.

[11] Si tomamos las posiciones de Irigaray es porque sus elaboraciones teóricas son de las más importantes dentro de la corriente a la que hacemos referencia y porque es una de las autoras con las que Butler confrontó sus ideas de manera destacada.

[12] Se refiere a Epicteto, el esclavo estoico, que sostenía que, aún siendo esclavo, era libre porque dominaba sus pasiones, mientras que su amo -un hombre libre- era esclavo de las suyas. Es decir, lo que se consideraba socialmente inválido -no ser un ciudadano- se resignificaba valorativamente en el ámbito privado de las pasiones.

[13] Amorós, C. (1990): Mujer: participación, cultura política y Estado; Bs. As., Ediciones de la Flor.

[14] Engels, F. (1989): El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado; México, Premiá.

[15] Marx, K. (1971): Crítica del Programa de Gotha; Bs. As., Ed. Compañero.

[16] Marx, K. (1998): La cuestión judía; Bs. As., Ed. Need.

[17] Lorde, A. (1982): Zami: A new spelling of my name; NY, The Crossing Press.

[18] Fraser y Nicholson (1992): “Crítica social sin filosofía: un encuentro entre el feminismo y el postmodernismo” en Feminismo / Postmodernismo de Linda Nicholson (comp.); Bs. As. Feminaria.

[19] Bensaïd, D. (2001): Les irreductibles; traducción de Rossana Cortez para el CEIP León Trotsky, mimeo.

[20] Zizek, S. (1998): Reflexiones sobre el multiculturalismo, Bs. As., Paidós.

[21] Id.

[22] Id.

[23] “nadie tiene una especie de pigmentación de la piel porque otro tenga otra, o es hombre porque alguien más sea mujer, en el sentido de que alguna gente es sólo trabajador sin tierra porque otros son latifundistas”. Eagleton, T. (1998): Las ilusiones del posmodernismo; Bs. As., Paidós.

[24] “se trata más bien de un estado de ánimo escéptico o de un conjunto de sentimientos que marca la situación en la que se encuentra la izquierda después de 1989”, en Fraser (1997): op.cit.

[25] Butler, J. (1992): “Problemas de los géneros, teoría feminista y discurso psicoanalítico” en Feminismo / Postmodernismo de Linda Nicholson (comp.); Bs. As., Feminaria.

[26] Id.

[27] En una entrevista con Regina Michalik de la revista feminista Lola Press, la filósofa estadounidense señaló: “Para mí, queer es una expresión que desea que uno no tenga que presentar una tarjeta de identidad antes de ingresar a una reunión. Los heterosexuales pueden unirse al movimiento queer. Los bisexuales pueden unirse al movimiento queer. Ser queer no es ser lesbiana. Ser queer no es ser gay. Es un argumento en contra de la especificidad lesbiana. Que si soy lesbiana tengo que desear de cierta forma o si soy gay tengo que desear de cierta forma. Queer es un argumento en contra de cierta normativa, de lo que constituiría una adecuada identidad lesbiana o gay.”

[28] Braidotti, R. (2000): Sujetos nómades; Bs. As., Paidós.

[29] Butler, J. (2001): op.cit.

[30] Mouffe, Ch. (1999): op.cit.

[31] Butler, J. (1994): “Contingent Foundations: Feminism and the Question of Postmodernism” en Feminist Contentions: A Philosophical Exchange; NY, Routledge.

[32] Fraser, N. (1997): op.cit.

[33] Femenías, M. L. (2000): Sobre sujeto y género. Lecturas feministas desde Beauvoir a Butler; Bs. As., Catálogos.

[34] Eagleton, T. (1998): op.cit.

[35] Zizek, S. (1998): op.cit.