lunes, enero 31, 2011

España: La Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres exige que "se extremen las medidas contra los agresores"

Gloria López
AmecoPress. Ya son cinco las muertes ocurridas por violencia machista desde que comenzó el año y aún no hemos acabado ni el primer mes. Este dato alerta especialmente a las organizaciones de mujeres dedicadas a la lucha contra la violencia de género. Así, la Comisión para la Investigación de malos Tratos a Mujeres ha emitido una comunicado en el que manifiesta la necesidad de exigir al Gobierno, a las Instituciones Públicas y al Poder Judicial, que “se extremen las medidas contra los agresores”.

Según la organización, "la mayoría de las condenas existentes en procesos incoados por violencia de género, son constitutivas de delitos calificados como violencia ocasional o mal trato y no como verdadera violencia habitual, minimizándose de esta forma la entidad de las agresiones y de la situación objetiva de riesgo que sufren las mujeres".

Asimismo, señala que "la aplicación de la Ley Integral tiene que resultar efectiva, y para ello hay que asumir, que todavía la Violencia de Género sigue siendo uno de los problemas más graves con los que se enfrenta nuestra sociedad".

La Comisión asegura que "muchas de las mujeres víctimas de estos crímenes, ni tan siquiera habían presentado denuncia previa". En este sentido hacen un llamamiento expreso a las víctimas y a su entorno. “No podemos permitir la continuidad de estas conductas, en una sociedad que pretende ser democrática e igualitaria”, advierten.

“No hay que admitir ningún tipo de manifestación, por mínima que pueda parecer, que implique un abuso de autoridad o violencia- física, verbal, económica…- contra la mujer, por parte de sus parejas, pues cualquiera de estas conductas puede ser el inicio o la constatación de la violencia soterrada que ha llevado a algunas mujeres a sufrir hechos como los de ayer”, enfatizan desde la Comisión, refiriéndose al último asesinato de una mujer por violencia machista.

Carmen Mayuza, hermana de 4 asesinados por el Estado colombiano, habla en acto de Víctimas de Crímenes de Estado

Pacocol | Para Kaos en la Red
Cuatro hermanos de la familia Mayuza asesinados por el estado colombiano: habla su hermana sobreviviente acerca del exterminio ejercido por el estado colombiano contra el partido comunista, contra la Unión Patriótica y contra la oposición política en general.

Carmen Mayuza Prada, víctima del terrorismo del estado colombiano, interviene en un acto realizado en Bogotá el viernes 28 de enero en la concentración pública denominada "Galería de la Memoria", evento en el participaron varias organizaciones defensoras de los derechos humanos en Colombia.

Carmen Mayuza es víctima de crímenes de estado, ha sido varias veces judicializada, víctima de montajes judiciales (práctica reiterada en contra de sindicalistas y activistas de DDHH por parte del estado colombiano), y su familia ha sufrido un exterminio por parte del estado colombiano: 4 de sus hermanos han sido asesinados y desaparecidos, el último en ser asesinado fue José Lenin Mayuza, asesinado bajo el gobierno de Santos, el 31 de diciembre 2010 por la herramienta paramilitar.

Carmen Mayusa:

“El movimiento de víctimas de crímenes de estado nos hace fuertes, más convencidos de la necesidad de continuar las denuncias, de continuar defendiendo la lucha del pueblo colombiano, la lucha de los trabajadores, de los defensores de derechos humanos que hoy entregan su vida para sembrar la paz que necesita Colombia. Nosotros le estamos exigiendo al estado colombiano que nos deje continuar con nuestro proyecto político adelante, que nos de la posibilidad de vivir, que no nos corte los sueños de libertad, que no nos corte las alas, que no nos corte la posibilidad de contribuir en este proceso que busca la paz y la justicia social real para Colombia. Nosotros a pesar de la cárcel, a pesar de muerte, estamos convencidos de que tenemos que seguir sembrando semillas de libertad”

En la concentración de víctimas de crímenes de estado se exponía en el espacio público de la carrera séptima de Bogotá, una galería de la memoria con fotografías y cuadros de los miles de activistas sociales asesinados en los últimos años: las víctimas pidieron al estado colombiano que cese el exterminio contra la oposición política.

“¡El estado creó a los paramilitares, que responda por sus crímenes!”, coreaban las voces de las víctimas de crímenes del estado colombiano reunidas en la carrera séptima de Bogotá.

La actividad estuvo dedicada a los hermanos Mayuza Prada, militantes comunistas asesinados por obra del terrorismo del Estado colombiano, mientras que otros hermanos y hermanas han sido judicializados, encarcelados y perseguidos por el régimen. La jornada fue convocada por el Movimiento Nacional de Victimas de Crímenes de Estado - MOVICE-, Central Unitaria de Trabajadores - CUT -, Asociación Nacional de trabajadores de la Salud - ANTHOC-, Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos - CPDH-, Partido Comunista Colombiano - PCC-, Federación Nacional sindical Agraria - FENSUAGRO-, Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios - ACEU- y el Polo Democrático Alternativo - PDA- , entre otras.

Misoginia femenina

Victoria Aldunate Morales
La Haine Otra historia más de vidas mínimas. No dará qué hablar, pues no hay femicidio, ni denuncia de VIF, sólo misoginia femenina, odio entre mujeres. Quizás cuántas mujeres estaban pasando por algo similar en ese momento en nuestros territorios (y no sólo…)…

Cómo Alien

En Abya Yala, el acoso a mujeres semidesnudas en la tele es un chiste que no presenta a los ojos de casi nadie transgresión o humillación. Ser agresor de mujeres no impide lugares de poder en el fútbol o el gobierno, denunciar violencia del novio es un chiste farandulero, dejar hijos ilegítimos regados por el mundo siendo famoso como Don Francisco o siendo un tipo anónimo, da –casi- lo mismo, no pagar pensiones alimenticias, violar y matar a mujeres y niñas, es posible para hombres ricos como para hombres pobres... En un territorio así el odio misógino entre mujeres es la consecuencia natural del despojo de nuestro cuerpo y nuestra memoria y por eso late dentro de la razón femenina como el Alien que la teniente Ripley nunca quiso parir, que habría abortado, y que le fue implantado sin el mas mínimo goce –una violación-, y a la larga, puede aniquilarla.

Es un engendro que asume a priori que las rebeldías o el dolor, el cansancio, las necesidades de las mujeres son una perfomance femenina, teatro victimista-feminista, “pura manipulación”. Igualmente, alguna vez, si parecemos víctima, nos regala una mirada fríamente lejana. Y aunque como víctimas, tal vez no nos fustigue frontalmente, sí nos desautoriza: “¡Tontas!”, “¡Para qué aguantan!”, “¡Les gusta!”, “¡Se lo buscaron!”, “¡Ellas tienen la culpa!”, “¡Majaderas!”, “¡Usan el embarazo para que les den el asiento!”, “¡Se aprovechan de la wawa y del postnatal!”, “¡Se hacen las víctimas!”... Puede ser un engendro masculino o femenino.

No parecerse a las demás…

Cuando es femenino, el Alien, en general, es una buena esclava y siempre se coloca de ejemplo, porque es así, pretensiosa: “¡Yo jamás haría eso!”, “¡Yo no me dejo!”, “¡Yo no ando lloriqueando ni dando lástima!”, “¡Yo he salido sola adelante!”. También es una jueza de todas las demás: “¡Indecente!”, “¡Arrastrada!”, “¡Indigna!”.

Algunas envidian mucho que la mujer engañada tenga algún favor social, que la golpeada, la sometida humilde, cabeza gacha, tenga, a veces, un hombro en el que llorar. Y es que la Alien tiene la garganta y el alma destrozadas de tanto aguantarse llantos de mujer para no parecerse a las demás… ¡Ah!, pero que no se les ocurra a las víctimas parar de sufrir, buscarse un amante, devolver el golpe, defenderse, liberarse, pararse en la hilacha, levantar cabeza, alzar la mirada y sostenerla, porque la buena esclava, las destripará. Será la primera que señale que esa -que ya se niega a ser víctima-es una golfa, una puta, una manipuladora, una indecente, una autoritaria, una que le pega al marido… Cómo víctimas nos tolera, como rebelde nos detesta.

Bolsa de gatas

Cualquier mujer desvictimizada, una feminista radical, una chica soberbia, una mujer que rompe el matrimonio, una lesbiana que se asume, una mujer erotizada con su cuerpo y otros cuerpos, es odiada y engullida a mordiscos por un Alien femenino. Ella cree -fiel al Malleus Malleficarum- que además de ella, existen dos tipos de mujeres: la bonita, seductora y bruja, y la fea, marimacha y bruja. Todas brujas que merecen ser encerradas en una bolsa de gatas para terminar siendo quemadas en la hoguera. El punto es que a ella, a la Alien, hay otra Alien que la mete en la misma bolsa…

Y ahí nos encontramos todas, gatas encerradas. Nos defendemos, fieras, del dolor que nos provocan las uñas que sacan las demás en su desesperación de vivir atrapadas en la oscuridad de una bolsa inquisitoria. Muchas horrorosas veces, unas y otras nos aniquilamos, denigramos, burlamos, destripamos… A veces, es tan sórdido como que además en esa gesta, hay quienes intentan ganarse el favor de algún santo varón que puede que les rescate de la bolsa y les ponga en la gerencia, en el gobierno o en la dirección del partido. También puede que les cuente entre sus súbditas cual profeta de Peñalolén* (pero más intelectual) en un movimiento social por ejemplo. Porque la mirada complaciente de cualquier varón –o en su defecto de una varona-, nos legitimará más que la palabra, la razón, el beso, el abrazo, el afecto o el amor de otra mujer cualquiera.

Feminismo sin mujeres

Por eso jamás falta la buena esclava que defiende a los hombres cuando algunas feministas discuten la “nueva masculinidad”, la masculinidad o el género en una reunión de organizaciones sociales, como pasó hace poco en un Seminario sobre Sexualidad. Y esa buena esclava nos acusa de “divisionistas”, “sectarias”, “esencialistas y biologicistas”, cuando nos negamos a la competencia de sufrimientos en que el patriarcado y el género son descritos como un sistema en que hombres y mujeres sufren igualito. Ni un privilegio, ni una responsabilidad, ninguna desigualdad de poderes, nada de control y dominio de los machos sobre las mujeres… Y entonces, la equidad de género es exhortada como mandamiento cristiano –que es en lo que se ha convertido la experticie de género-: ¡Cómo pueden ser tan sectarias estas feministas, que no dejan entrar a los hombres al feminismo! ¡Cómo, en vez de estarlos esperando con los brazos abiertos y felicitarlos en sus afanes de nueva masculinidad, nos atrevemos a preguntar: ¿Qué masculinidad? ¿Qué feminismo?

Algunos hombres –no todos los que están en trabajo con hombres- hace unos meses en la Universidad de Chile y en la Universidad Arcis (Santiago de $hile), bajo en nombre de “2° circuito de disidencia sexual”, ya habían hecho un amago de respuesta: “Feminismo sin mujeres”… Sacándonos los ojos, el útero, los ovarios, las tetas, el clítoris, los sabores, los deseos, las opresiones, las resistencias, las rebeldías propias de nuestra memoria corporal, histórica, social y política. El despojo masculino de un cuerpo vivido de mujeres. Un despojo que tiene consecuencias cotidianas y políticas, misóginas. (Y los que no apoyan el despojo, ¿qué dicen?...).

Abortar la misoginia

Mujeres que niegan a otras, que las borran de la historia y de su historia, que se autoconvencen de que su madre nunca trabajó, ni las cuidó, ni se esforzó por ellas, que suelen pensar que la infidelidad de una esposa es traición a las hijas. Hijas que se colocan el traje del agresor. Madres celosas que compiten con sus hijas. Vecinas y compañeras envidiosas de la más vistosa. Lesbofóbicas aterradas de su propio erotismo. Militantes asegurando que el feminismo traiciona a la clase, otras negando el feminismo “porque ya está contenido en el anarquismo”, insurreccionalistas que liberarían de la cárcel a los femicidas frustrados. Otras con una distancia vanidosa de cualquier afirmación de mujeres y sin embargo tragando todo discurso masculino.

Mujeres que aceptan que les enseñen marxismo o anarquismo, pero que si les hablan de feminismo, lo consideran materia aprobada, o lo desprestigian diciendo que no son feministas porque les encantan los hombres, que no son feministas porque son amplias, que la lucha es una sola y un largo etcétera … Es el Alien femenino gestado por la violencia patriarcal –simbólica o concreta, práctica o intelectual-, surgiendo como Atenea de la cabeza de su padre. La buena esclava suele creer que es la paridora de esas ideas misóginas, pero es un autoengaño, en realidad las engendran los patriarcas y ella es sólo un receptáculo y transmisor. Está preñada y requiere un aborto.

La buena esclava nos saca los ojos, a veces sin ninguna conciencia de que lo hace, otras con regocijo.

Todo los ejemplos son aplicables a hombres machistas, sí, lo horrible es que también puedan serlo a mujeres que viven en un desclasamiento igual al del pobretón arribista y al del indígena racista. Ayer una joven quemó en la hoguera a su madre… un acto cotidiano y muy político…

- Feminista autónoma

* Personaje de la realidad $hilena que tiene varias esposas y hace poco fue denunciado por algunas de las mujeres que conviven con él por violencia. De cuando en cuando los noticieros lo muestran como un caso extraño. Ellas hace algunos años decían que lo seguían como a un maestro y por eso querían ser sus esposas.

jueves, enero 27, 2011

A PROPÓSITO DE LA MUJER, EL ESTADO Y LA REVOLUCIÓN, DE WENDY Z. GOLDMAN

Andrea D'Atri
andreadatri.blogspot “Si logramos que de las relaciones de amor desaparezca el ciego, exigente y absorbente sentimiento pasional; si desaparece también el sentimiento de propiedad lo mismo que el deseo egoísta de ‘unirse para siempre al ser amado’; si logramos que desaparezca la fatuidad del hombre y que la mujer no renuncie criminalmente a su ‘yo’, no cabe duda que la desaparición de todos estos sentimientos hará que se desarrollen otros elementos preciosos para el amor. Así se desarrollará y aumentará el respeto hacia la personalidad del otro, lo mismo que se perfeccionará el arte de contar con los derechos de los demás; se educará la sensibilidad recíproca y se desarrollará enormemente la tendencia de manifestar el amor no solamente con besos y abrazos, sino también con una unidad de acción y de voluntad en la creación común.” Con esas palabras, Alexandra Kollontai cerraba su Carta a la Juventud Obrera de 1921, también publicada como El amor en la sociedad comunista.

Su voz fue una de las tantas que se alzaron en los primeros años de la Revolución Rusa de 1917 para debatir sobre el amor, el matrimonio, las uniones libres, la sexualidad, la extinción de la familia, la socialización del trabajo doméstico, la educación de los niños, el derecho al divorcio y al aborto, entre tantas otras cuestiones que hacen a la vida cotidiana.

Y estos debates, sus avances y retrocesos, el desgarramiento entre una sociedad nueva por nacer y la vieja sociedad reaccionaria y opresora que se derrumbaba, se describen y analizan en La mujer, el Estado y la revolución, una exhaustiva investigación de la historiadora norteamericana Wendy Z. Goldman que, por primera vez se presenta en castellano en esta edición conjunta de la agrupación de mujeres Pan y Rosas y Ediciones del IPS.

El amor en tiempos de revolución

¿Cómo crear una legislación para un estado que se concebía, desde su inicio, destinado a perecer? El Código Civil de 1918, resultante de profundos debates y estudios de juristas, intelectuales y dirigentes bolcheviques, no tenía parangón en la legislación más avanzada de los países centrales europeos. Y, sin embargo, como señala Wendy Z. Goldman, “a pesar de las innovaciones radicales del Código, los juristas señalaron rápidamente ‘que esta legislación no es socialista, sino legislación para la era transicional’. Ya que este Código preservaba el registro matrimonial, la pensión alimenticia, el subsidio de menores y otras disposiciones relacionadas con la necesidad persistente aunque transitoria de la unidad familiar. Como marxistas, los juristas estaban en la posición extraña de crear leyes que creían que pronto se convertirían en irrelevantes.”

Garantizar la igualdad ante la ley de hombres y mujeres, pero especialmente trabajar en la transformación radical de todo aquello que obstaculizara la igualdad ante la vida, donde las mujeres permanecían esclavizadas en el embrutecedor trabajo doméstico, víctimas de opresivas costumbres ascentrales que era necesario arrancar de raíz de la cultura y la vida social soviéticas. Nada de esto podía resultar una tarea sencilla en medio de la guerra imperialista, la guerra civil, las sequías y hambrunas que asolaban al naciente estado obrero. Sin embargo –como señalamos en el prólogo a La mujer, el Estado y la revolución- “las dificultades no eran óbice para un pensamiento audaz de los dirigentes bolcheviques, que sobrevolaba por encima de los aprietos que imponía la realidad. (...). La vida privada era un objetivo de la revolución en curso, como si aquella otra consigna de que ‘lo personal es político’, levantada por las feministas de los años ’70, se encontrara anticipada en las ideas que el bolchevismo tenía sobre la emancipación de las mujeres.”

Ellos y ellas se atrevieron, no sólo a tomar el poder, sino a tomar el cielo por asalto, pensando nuevas formas de relaciones humanas, despojadas de la coerción, la represión, el despotismo y la mezquindad familiar. Imaginaron que el comunismo no era sólo una asociación de productores libres sino también una sociedad donde, como dijera el sociólogo Vol’fson, parafraseando a Engels, “la familia será enviada a un museo de antigüedades, donde yacerá junto a la rueca y el hacha de bronce, a la calesa, la máquina de vapor y el teléfono de cable.”

El amor en tiempos de reacción

¿Y no es acaso ese tesón y esa confianza en las ideas revolucionarias uno de los aspectos más valiosos de estas experiencias que subvirtieron la vida de millones de hombres y mujeres?


Fue necesaria la derrota de los levantamientos revolucionarios de los obreros de la moderna Europa; la persecución y el aislamiento en cárceles, campos de trabajo forzoso; fueron necesarios el exilio, los juicios fraguados y el fusilamiento de miles de estos revolucionarios para que –paradójicamente- en nombre del socialismo, se limitara el desarrollo de la socialización de los servicios de guarderías, lavaderos y comedores, para que se desenterrara el culto a la familia, para que se estableciera que el matrimonio civil era la única forma legal de unión frente al Estado, para se suprimiera la sección femenina del Comité Central del Partido Bolchevique, para que se volviera a penalizar la homosexualidad como en tiempos del zarismo y se criminalizara la prostitución, para que se prohibiera el aborto y se desacreditaran las ideas que se debatían ardientemente en los primeros años de la revolución.

La reacción stalinista no tenía nada en común con las mejores tradiciones del socialismo, que impregnaron de un espíritu profundamente libertario los primeros debates de los revolucionarios rusos. Más bien, el stalinismo era todo su contrario y miles de deportados, presos y asesinados lo atestiguaron con sus vidas.

Encabezamos el prólogo de esta obra de Wendy Z. Goldman con una frase de Trotsky que dice: “todo el que se inclina ante los hechos consumados es incapaz de preparar el porvenir.” La burocracia stalinista se inclinó ante los hechos consumados, pero pérfidamente, haciendo de la necesidad, virtud, llamó a esto, “socialismo”. Éste ha sido, quizás, el crimen más grotesco, siniestro y de consecuencias más graves para los explotados y oprimidos. Como señala Wendy Z. Goldman, contra la reacción emprendida por el stalinismo –que, en cuanto a la política familiar y la vida social no se fundaba en ninguna limitación económica, sino en condicionamientos exclusivamente ideológicos-, “la tragedia de la reversión en el campo de la ideología no fue sencillamente el haber destruido la posibilidad de un nuevo orden social revolucionario, aunque millones habían sufrido y muerto precisamente por este motivo. La tragedia fue que el partido siguió presentándose como el heredero genuino de la visión socialista original. (...). Y la tragedia más grande de todas es que las generaciones subsiguientes de mujeres soviéticas, desheredadas de los pensadores, las ideas y los experimentos generados por su propia Revolución, aprendieron a llamar a esto ‘socialismo’ y a llamar a esto ‘liberación’.”

El amor en tiempos de restauración

De esto ya no habla el libro de Wendy Z. Goldman. ¡Pero qué bueno es un libro cuando nos hace pensar sobre aquello que dice y nos abre algunas pistas sobre lo que no dice! ¿Estamos mejor o peor que en tiempos de la revolución rusa, hace casi un siglo atrás? Nunca antes, como en el período del neoliberalismo, los derechos de las mujeres, de las minorías, de la infancia, el respeto de las identidades y la libertad sexual se difundieron y cristalizaron en leyes, instituciones, organizaciones no gubernamentales, protocolos internacionales, etc. Pero paradójicamente, mientras hasta las instituciones financieras internacionales tienen sus “secretarías de género y desarrollo”, los planes económicos y las políticas neoliberales provocaron que los antiguos vejámenes contra las mujeres se convirtieran en ingentes negocios, como por ejemplo, la prostitución y la trata de mujeres para la explotación sexual, la pornografía, etc.

En el mundo contemporáneo, el capitalismo se solaza en modelos puritanos de reaccionarios y fundamentalistas, al tiempo que desarrolla el mayor mercado legal e ilegal jamás conocido para el goce ilimitado del individuo; discute y avanza sobre derechos de los más desprotegidos y, al mismo tiempo, dispone de todas las posibilidades para violarlos sistemáticamente. Propone nuevos modelos de relaciones personales, sin liquidar los prejuicios y las estructuras más arcaicas. Campañas contra el abuso infantil y liberación de las fronteras para el tráfico de niñas y niños de los países semicoloniales a las grandes metrópolis; derechos igualitarios y respeto a la diversidad que integran a ciertos excluidos a la norma, mientras en los márgenes, los que aun permanecerán excluidos siguen siendo víctimas de feroces represiones institucionales y privadas. Si hay mayor grado de libertad sexual para las mujeres, a su lado crece el comercio de la estética, el negocio de la prostitución masculina y el aliento del consumo infinito para la obtención de una imagen de perfección y eterna juventud. Si hay más derechos civiles para los homosexuales, a su lado se multiplican los negocios que incentivan el turismo, el ocio y la diversión gay-friendly basados precisamente en el mantenimiento del “ghetto”. Como señala Daniel Bensaïd en su libro Los irreductibles, “la defensa de la diferencia se reduce entonces a una tolerancia liberal represiva, simple reverso proteccionista de los intereses de los consumidores por asociaciones de la homogeneización del mercado.”

En ese océano de individuos sin individualidad, las relaciones interpersonales se degradan para convertirse en una gran farsa en la cual, como decía Alexandra Kollontai, no hay más que la satisfacción “del individualismo más grosero que caracteriza nuestra época”: el de los sujetos que tratan de huir de la soledad haciéndose creer, mutuamente, que lo son todo para el otro. En el ¿mejor? de los casos, un “individualismo de a dos”, como decía la dirigente bolchevique.

Y por casa, ¿cómo andamos?

¿Las revolucionarias y revolucionarios tenemos algo para decir sobre todo esto? Y además de lo que podríamos decir ¿podemos mostrar otras formas de relaciones interpersonales que, sin estar exentas de desgarrantes contradicciones, también prefiguren lo más libertario, profundo y sensible del futuro que ambicionamos liberado de toda opresión?

La mujer, el Estado y la revolución nos permite asomarnos a esa visión ambiciosa, creativa, rupturista, de vanguardia, de los líderes bolcheviques de hace un siglo atrás y pensar, un siglo después, si los revolucionarios de hoy somos capaces de crear un ámbito de reflexión y construcción de relaciones más libres, comprometidas y diversas que cuestionen la naturalización que hace la sociedad burguesa de la opresión de las mujeres, la discriminación de lesbianas y homosexuales, la marginación de quienes construyen otras formas de relaciones interpersonales que no se amoldan a la pareja heterosexual convencional.

El libro de Wendy Z. Goldman, más allá de ser una minuciosa y recomendable investigación histórica para quienes quieran adentrarse en los aspectos menos conocidos de la Revolución Rusa de 1917 y del proceso de reacción termidoriana del stalinismo, tiene el mérito de provocarnos un cuestionamiento más profundo de nuestras convicciones revolucionarias, para quienes creemos que no sólo de luchas sindicales o democráticas y programa político vivimos los revolucionarios. Los militantes, especialmente los jóvenes, pero también todas aquellas trabajadoras, trabajadores y estudiantes que despiertan a la vida política tienen el desafío de apropiarse de estas ideas libertarias que la revolución obrera despertó hace casi un siglo atrás, para atreverse a tomar el cielo por asalto.

Chile: "La mujer busca protección y el Estado no cumple"

Victoria Aldunate Morales
La Haine Fue la abogada* que intervino en el juicio por el femicidio frustrado contra Claudia Neira Oportus y el femicidio de Javiera, su hija de 6 años (claro que no se nombraron así, si no "homicidio" y "parricidio”). En esa ocasión, se obtuvo la condena de presidio perpetuo calificado para el femicida Alfredo Cabrera Opazo.

Actualmente Patsili Toledo realiza un doctorado en Derecho Público en la Universidad Autónoma de Barcelona y ha estado investigando las legislaciones de América Latina en cuanto a femicidio o feminicidio. Desde su experiencia en el tema, plantea que la tipificación del femicidio en Chile, es un avance simbólico, “pero no hay mucho más que eso”…

¿Cómo es esto de lo simbólico?

La palabra femicidio, que antes era materia de burla, en particular en el mundo jurídico, se legitima en el campo legal. Se entiende que los asesinatos de mujeres ocurren y que son un hecho específico: alguien mata a otra persona, pero es un crimen en que hay elementos de género, distintos.

¿Y podría servir para algo concreto?

Acá se está hablando de femicidio íntimo, un crimen anunciado la mayoría de las veces, y por eso mismo más manejable o prevenible para los organismos del Estado. El femicidio íntimo reconocido como tal puede servir como una ruta para investigar cómo es que las mujeres terminan muriendo en la pareja, y prevenir. Las teóricas feministas siempre han distinguido los femicidios, entre íntimos y otros femicidios**. El femicidio íntimo también debería servir para medir de una manera contundente y comparable la violencia contra las mujeres, porque las encuestas son muy variables e imprecisas.

¿Muy coyunturales?

Sí, porque tiene que ver con qué entienden mujeres de distintas culturas por violencia. Pueden ser muy distintos parámetros los que tienen unas y otras. No es que no vivan violencia, pero perciben de manera distinta las mismas situaciones. La violencia contra las mujeres además es algo muy complejo de medir cuando se habla de cifras. ¿Como medir los distintos tipos de violencia en cifras? En cambio, las muertes que llegan a la justicia, pueden transformarse en una forma de medir la violencia extrema contra las mujeres y el progreso o regresión de un Estado en esta materia.

VIOLENCIA MACHISTA Y CÁRCEL…

El tema de la tipificación del femicidio y la cárcel se cruzaron en diciembre recién pasado, en chile. Nuestra percepción (de la entrevistadora) es que Piñera usó, solapadamente, justo después de la tragedia de la cárcel, la carta de la tipificación del femicidio para justificar cárceles atiborradas y un trato cruel.

Junto a eso, sonaba por esos días, el eco insurreccionalista con consignas como “presos a la calle”, pero sin especificar, qué presos “a la calle”. Así, si al estado le importa un bledo el riesgo de la violencia contra las mujeres, algunos libertarios tampoco parecen cuestionárselo.

¿Tú cómo lo ves?

No es fácil usar políticamente el femicidio para justificar cárceles repletas. De hecho, muchos femicidas se suicidan, y las cárceles no están llenas de hombres agresores de sus parejas. Lo que creo es que, el discurso tras la "violencia intrafamiliar" sigue siendo aquel del "problema privado" que no amerita una respuesta penal. Esto es así también en los discursos abolicionistas del sistema penal -aunque no están muy de moda-, que -en general- buscan la eliminación de las cárceles. Pienso además que parte importante del feminismo apoya -o apoyaría- la revisión total del sistema penal y la eliminación de las cárceles. Pero eso no quiere decir que no haya ninguna reacción o respuesta estatal frente a los crímenes que se cometen en la sociedad.

Claro, pero son los pobres y no los ricos quienes están en las cárceles …

Sí, en Chile y en el resto del mundo es así, y además, los pobres encarcelados están aumentando en forma desproporcionada. Es claro que hay que reducir el derecho penal, en vez de expandirlo como se ha hecho. Mucha gente que está presa por “delitos contra la propiedad” no debiera estar encarcelada, muchos de esos delitos no debieran ser delitos. En Chile los "delitos contra la propiedad" tienen penas extremadamente altas, ahora incluso hay gente que hurta algo muy barato en un supermercado y en vez de multa, tiene pena de cárcel, y esto, además ha afectado desproporcionadamente a las mujeres (las "mecheras"). Llevar a la gente a la cárcel es una sanción muy básica.

Es la ideología derechista de la seguridad ciudadana y un derecho penal clasista, creo…

El derecho penal se dedica a castigar, pero no a prevenir y hoy en día tendría que ser una parte de los mecanismos de protección y prevención de la violencia. Y en eso es necesario un cambio, porque las leyes penales que, en el pasado, pretendían prevenir, eran directamente clasistas y racistas: detención por vagancia y mendicidad por ejemplo, que se relacionan con ideas como que el aspecto exterior, ser pobre, ser inmigrante, llevan necesariamente a delinquir. Esas leyes fueron eliminadas. En el derecho penal moderno existe la "presunción de inocencia", es decir, ahora hay que probar que la persona delinquió, y no debería importar cómo luce, si es pobre, morena, harapienta, etc. Pero a pesar de eso, sabemos que socialmente -no legalmente-, ser pobre y tener ciertos rasgos físicos o sociales (forma de hablar o vestir, tipo de socialización), hace que alguien se le presuma "delincuente"...

Y en este complejo contexto, ¿qué pasa con los crímenes machistas y el riesgo para las nosotras?

Es importante subrayar que quienes ejercen violencia machista, así como quienes cometen delitos económicos o delitos sexuales, son personas que en su mayoría no "parecen" delincuentes (en el sentido clasista de la mirada cultural). Se salen del "estereotipo" del "antisocial", que es el "delincuente común". Justamente este fenómeno complica a los operadores del sistema penal y a la sociedad en su conjunto. Los agresores de mujeres son personas que tienen muy (¡demasiado!) internalizadas las normas sociales, por ejemplo, la norma -no jurídica- de subordinación de las mujeres donde las mujeres “deben someterse” y si no lo hacen, se les “puede” agredir.

Y entonces, ladrones de corbata y agresores de mujeres quedan impunes… pero ¿siempre será necesaria la cárcel para los agresores?

No creo que en todos los casos. En cuanto a los femicidios, creo que los femicidios "frustrados" son mucho más peligrosos, pues existe el riesgo de que los agresores quieran vengarse de la mujer que los denunció y, como ha ocurrido, que maten a la mujer en cuanto quedan libres. Es el peligro de que el agresor vuelva a terminar lo que comenzó. Pero cuando la víctima no sobrevivió, por supuesto la cárcel ya no ejercerá una función de protección para ella.

Pero tampoco puede ser que se mate una mujer y no pasa nada…

Claro que no, y en ese sentido hay que recordar que la cárcel es una respuesta del Estado o más aún, de la sociedad, frente a los crímenes, independiente de lo que quiera o no la víctima, de que la víctima esté viva o no, de que ella esté a favor o en contra de la cárcel. Sin embargo, creo que es más interesante pensar en los casos en que las víctimas sobreviven a la violencia, cuando se trata de violencia menos grave, y en muchos de esos casos la cárcel no es la respuesta más adecuada. Quizás son casos en que el extrañamiento, la relegación, podrían ser medidas más efectivas que la cárcel. Las penas de cárcel no necesariamente son lo mejor para las víctimas y para los victimarios. Creo que muchos castigos debieran ser “repensados” en función del riesgo para las víctimas. En delitos de violencia en pareja o violencia familiar, por ejemplo, se trata muchas veces más que de castigar lo que el agresor hizo hace una semana, de prevenir lo que puede hacer la próxima…

Pero no es prevenir, si no sancionar, lo que tenemos en Chile…

Sí. La prevención, se deja en manos del Ministerio Público, y es poco lo que se hace. Sus mecanismos se aplican, muchas veces, sin atender a las particularidades de los casos. Las soluciones se dejan encargadas a creatividad de quienes dictan las medidas porque no todas están especificadas, y los presupuestos, a menudo, no alcanzan para llevarlas a cabo -y eso tiene que ver con lo simbólico-... Entonces el Estado no cumple con las mujeres que cuando denuncian, muchas veces, lo que quieren no es llevar al agresor a la cárcel, si no ser protegidas: que en la próxima agresión no las maten. En Colombia por ejemplo hay un caso emblemático en que los familiares de una mujer asesinada por femicidio íntimo, demandaron al Estado y ganaron, porque las autoridades no protegieron a la víctima a pesar que ella recurrió a todas las instancias que correspondía…


PREVENIR


¿Qué pasa si el agresor pasa unas noches en la cárcel y luego sale? ¿Qué le hará a la mujer cuando salga resentido? ¿Qué sucederá si por estar preso pierde el trabajo y luego faltará su aporte o no podrá pagar la pensión alimenticia?… Esas son constantes que nos persiguen cada vez ante la interrogante: ¿Denunciar o no? ¿Cómo manejar todo esto?...

¿Podría existir una ley integral de No Violencia Contra las Mujeres?

La violencia contra las mujeres es un fenómeno tan complejo y tan amplio que casi habría que pensar en todo un código relativo a la sanción de la Violencia Contra las Mujeres, porque esta Violencia incluye tanto formas de crimen organizado contra las mujeres como violencia doméstica, delitos económicos, crímenes sexuales, trata de mujeres, el femicidio de conocidos y desconocidos…

¿Y cómo sería prevenir?

La prevención se debe ajustar a los distintos tipos de violencia. Por ejemplo, lograr mecanismos al interior de las universidades, institutos, lugares de estudios, que aseguren investigar a los acosadores sexuales, sobre todo los que tienen algún poder: profesores, directores, etc. En violencia doméstica, de pareja, familiar, es donde hay que refinar al máximo los mecanismos, pues el riesgo vital para las mujeres es mucho mayor. A veces la denuncia sirve para detener la violencia y otras, puede significar mayor peligro para la mujer. Hay que evaluar medida a medida. Evaluar por ejemplo la real efectividad de las Casas de Acogida que generalmente sirven solamente para las mujeres en extrema vulnerabilidad social. Hay que revisar las medidas que se han elaborado porque muchas se hicieron en la base de la realidad de las mujeres que llegan a Casas de Acogida, pero ellas no son representativas de todas las víctimas. Hay que distinguir necesidades distintas.

AMÉRICA LATINA Y FEMICIDIO… ¿O FEMINICIDIO?

En Chile, aclara Patsili Toledo “no fue el movimiento de mujeres ni el movimiento feminista, quienes propusieron la tipificación, sino diputadas. Mientras que por ejemplo en Costa Rica, la tipificación del femicidio -que tiene un parecido en cuanto al concepto con la chilena- fue una propuesta del movimiento de mujeres y mantuvo a las feministas en largas discusiones al respecto”.

¿Mejora el panorama en otros países latinoamericanos?

No demasiado, e incluso a veces el lenguaje que se usa enreda más aún la percepción, ya insuficiente, de quienes aplican justicia. En Colombia se dice por ejemplo: el que mata a una mujer por ser mujer… ¿Cómo pruebas que a una mujer se la mató por ser mujer…? Hay discusión en el feminismo sobre esto, imagina en la mirada judicial tradicional…

Desde los años 90 hay leyes en América Latina relacionadas con la Violencia Contra las Mujeres. Pero, en general, no hablan de “violencia contra las mujeres”, si no de Violencia Intrafamiliar, VIF. En eso son diferentes las leyes de femicidio, que en general son leyes que se refieren específicamente a la violenca "contra las mujeres", suelen ser leyes separadas de la de VIF o normas que modifican el código penal. En Costa Rica y en Guatemala se llama femicidio y en El Salvador, feminicidio. Son leyes que abordan diversas formas de violencia contra la mujer y/o políticas públicas. En ese sentido, son todas leyes más amplias que la chilena. En Guatemala y en El Salvador se toman en cuenta los crímenes cometidos por desconocidos, abordando el carácter sexual de los crímenes, la mutilación de carácter sexual, el asesinato delante de los hijos, etc.

En discusiones feministas, se ha planteado la palabra “femicidio” cuando hay condena, y “feminicidio”, si hay impunidad. Pero ¿la impunidad cesa porque se condena a un agresor?...

Esa discusión se daba cuando el eje “impunidad” estaba en el centro, teniendo casi como referente los casos de Ciudad Juárez. Creo que con el tiempo se ha relativizado porque habría que comenzar por mirar condena por condena: ¿Hay impunidad o no? ¿La impunidad es individual o social? ¿Qué entendemos por impunidad? Hoy, el debate femicidio/feminicidio suena más como una discusión lingüística. Desde mi perspectiva actualmente no tiene mayor sentido ese debate, ya que los usos de una u otra expresión responden a opciones políticas y casi geográficas. En México, por ejemplo, se habla siempre de feminicidio, independientemente de la impunidad o no. En México la ley general que aborda “el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia” habla de “violencia feminicida”, un concepto amplio a través del cual se está hablando de violencia patriarcal y de indolencia social a la vez, y eso tiene sentido político, pero no judicial.

AUTONOMÍA A LAS MUJERES

Esta abogada que ya era feminista antes del juicio de Claudia Neira entre 2005 y 2007, explica que “ese caso fue paradigmático en su vinculación con el movimiento de mujeres y por su impacto social, ya que además de las víctimas directas, afectó seriamente a todos los vecinos de la comunidad en que ocurrió”. A pesar de que el caso terminó con una condena al femicida, igualmente considera que en este caso y en muchos otros, el sistema judicial es “un sistema que revictimiza, siempre, a toda víctima -más aún a las mujeres- y que los márgenes para reducir ese dolor, son escasos”. Es aún más grave cuando las mujeres -como en aquel caso- han denunciado previamente las amenazas, y el sistema penal no responde adecuadamente***.

Tal vez por eso Patsili, en nuestra conversación sobre leyes y cárcel, aclaró más de una vez que “pretender centralizar todo a través del Estado y el sistema legal, no es lo que necesitamos. La ley penal es una solución muy simple a problemas extremadamente complejos”. La abogada tiende “estar a favor de reconocer la mayor autonomía posible a las mujeres”.

Ideas como autodefensa y grupos de autoayuda -ideas feministas- nos rondan a ambas en esta conclusión, ya que se han mostrado más efectivas que una legalidad supuestamente “neutral”, pero que en realidad es muy clasista y muy machista.

Memoria Feminista, feministas autónomas

* En este juicio intervinieron además de Patsili Toleto, el fiscal Patricio Cooper y el abogado Francisco Cox.

** El uso generalizado de este neologismo se produce especialmente a partir del libro Femicide: The Politics of Woman killing, de Jill Radford y Diana Russell (Twayne Publishers, Nueva York, 1992). Diana Russell piensa por ejemplo que las muertes maternas por abortos mal hechos son también femicidios.

*** En aquel caso, se habían denunciado amenazas de muerte, que terminaron en una salida alternativa (suspensión condicional del procedimiento) sin que se evaluara previamente la peligrosidad del agresor (como ocurre hasta ahora con estas medidas), y nunca fue objeto de control por parte de ningún órgano del sistema penal.

La Haine

miércoles, enero 26, 2011

Derecho al aborto en riesgo en Francia

Sandra Chaher
Artemisa Noticias En Francia, donde las mujeres tienen garantizado el derecho al aborto desde 1975, el acceso a este servicio se dificultó en los últimos años. Los problemas se enmarcan en una reforma del sistema de salud denunciado por la sociedad civil como liberal y privatista. El 6 de noviembre del 2010 miles de personas salieron a protestar y ahora acaba de presentarse un recurso administrativo ante el Primer Ministro que debe ser respondido antes de dos meses.

A mediados de enero, tres organizaciones defensoras del derecho a la planificación familiar y el acceso al aborto - Planificación de la Familia, CADAC (Coordinación de las asociaciones para el derecho al aborto y la anticoncepción) y Asociación Nacional del aborto y la anticoncepción, ANCIC- presentaron un recurso administrativo ante el Primer Ministro Francois Fillon, quien tiene dos meses para responderlo.

El documento pide que se ejecute la normativa existente sobre el acceso al aborto y la educación sexual y tiene su antecedente en una marcha multitudinaria convocada el 6 de noviembre del 2010 por las mismas asociaciones –y apoyada por 70 organizaciones sociales- que reclamó por las calles de Paris que no se cerraran los centros que realizan abortos, que no se desmantelara el hospital público y que las y los pacientes recibieran una atención humanizada.

Francia cuenta, desde 1975, con la Ley Veil, que despenalizó el aborto, y cuatro años después fue sancionada una ley que lo legalizó. No sólo eso, sino que en el año 2001, una nueva norma sobre aborto y anticoncepción, conocida como Ley Aubry (por la socialista Martine Aubry) perfeccionó el servicio ampliando el plazo de 10 a 12 semanas, suprimiendo para las mujeres menores de edad la necesidad de la autorización de las y los progenitores, y permitiendo la posibilidad de elegir la técnica utilizada.

Sin embargo, el sistema no funciona como la ley indica. Esto no sólo es reclamado por las asociaciones de planificación familiar y de mujeres, sino que a comienzos del 2010 un informe de la Inspección de Asuntos Sociales (IGAS) confirmó lo que las organizaciones venían denunciando: cada vez hay menos servicios privados que ofrecen la realización de abortos, en el contexto de un recupero monetario por el servicio mucho menor al de los abortos no voluntarios (el sistema de salud paga la mitad por un aborto voluntario de lo que abona por uno involuntario); resistencias de las instituciones a realizar interrupciones del embarazo hasta la semana 12 –como marca la normativa del 2001- ; demoras de hasta tres semanas en la recepción de pedidos ; vulneración del derecho al secreto de las mujeres menores de edad; y el derecho de las y los jóvenes a la educación sexual desde las escuelas y a la anticoncepción gratuita.

'Todo esto en un contexto en el que los médicos tienen dificultades para escucharle decir a una mujer que no quiere un niño en ese momento. Hay una visión única y positiva de la maternidad en Francia, como que somos campeones de la fertilidad', señaló en una entrevista en el diario Liberation Danielle Gaudry, obstetra e integrante de la organización Planificación Familiar.

A la vez, si bien aumentó la realización de interrupciones legales del embarazo en el sistema público –pasando del 60% al 74% en los últimos 15 años- las organizaciones denuncian el creciente desmantelamiento del sistema público de salud luego de la sanción de la Ley Bachelot en el 2009 (algunas de las consecuencias de esta norma descripta como liberal y privatista fueron: rentabilización de la salud a través de un sistema tarifado en los hospitales públicos, supresión de puestos, externalización de actividades, cierre de camas consideradas no rentables y de hospitales de proximidad y maternidades, y una situación de abuso por parte de la medicina privada que elige a qué pacientes atender y deriva los tratamientos más onerosos al sistema público).

Violaciones y ejército

Maria Pereira
AmecoPress.- Existe una amplia literatura que vincula a los ejércitos a actos de violación de mujeres. Grupos meritorios del feminismo y del antimilitarismo, entre otros Mujeres de Negro, han caracterizado muy bien esta cara del militarismo. Textos como “Las mujeres y las guerras“, el “Atlas del Estado de la mujer en el Mundo“, “Vidas rotas, crímenes contra mujeres en situaciones de conflicto” , “mujeres a favor de la paz” y tantos otros dan cuenta de esta relación.

Una vez más, contamos con denuncias en este sentido: funcionarios de la ONU denuncian al ejército de la república democrática de El Congo de violar el día de año nuevo al menos a 50 mujeres del poblado de Fici (se espera que el número de denuncias siga creciendo y que no se sepa el total por el miedo a las represalias).

Normalmente los ejércitos reaccionan a estas denuncias diciendo que son algo esporádico, residual y responsabilidad de descontrolados, no una cuestión que tiene que ver con el ejército. Así ha pasado en esta ocasión, en que el ejército se lava las manos y pretende que ha sido cosa de unos soldados por su cuenta, como si la propia estructura y la propia cultura militar no tuvieran nada que ver en los actos que comenten quienes a ellos se acogen.

Una vez más las mujeres son perdedoras por partida doble en la guerra y una vez más no se hará nada para evitarlo.

Guatemala: Las mujeres nuevamente marginadas en el proceso electoral

Alba Trejo
(SEMlac).- Guatemala elegirá este 2011 presidente, diputados y alcaldes, pero las mujeres nuevamente quedarán imposibilitadas de ser las grandes actoras a postularse en algunos de los puestos de poder, tras la negativa de los diputados a aprobar los cambios a la ley Electoral y de Partidos Políticos, los cuales apuntaban a la alternabilidad de género en la distribución de casillas y el sistema de cuotas.

Durante 13 años, organizaciones de mujeres como Tierra Viva, Moloj y Convergencia Cívico Política de Mujeres se sentaron a la mesa de trabajo para establecer cambios en la Ley Electoral y de Partidos Políticos, a fin de que las guatemaltecas pudieran tener un espacio digno en las listas de postulación a cargos públicos de los partidos políticos y comités cívicos, pero todo quedó en letra muerta.

Carmen Cáceres, de Convergencia Cívico Política de Mujeres, explica que el terreno todavía no está fértil. "Llevamos más de 10 años en eso. Ya estamos en año electoral y la ley ni siquiera fue incluida en la agenda del Congreso de la República", destaca; mientras que Delia Bac, diputada al Congreso de la República, califica como ’lenta’ la aprobación de la normativa.

Además, Bac prevé que la propuesta ya no llegará a la agenda legislativa, sin embargo Cáceres dice que si logra aprobarse por lo menos se tendría allanado el camino para los comicios de 2015.

Las organizaciones de mujeres en este país de 14 millones de habitantes y en el que más de la mitad son mujeres, buscan que en los listados a elección popular se alterne hombre, mujer, hombre, mujer indígena.

Eso debido a que Guatemala es un país multicultural donde prevalecen alrededor de 22 grupos descendientes mayas.

Pero la igualdad, paridad y alternabilidad de las mujeres en la participación política de este país centroamericano, pareciera ir en retroceso. Para muestra las elecciones generales de 2007, en donde, además, el machismo prevaleció.

De las 332 alcaldías que se disputaron entonces, sólo a 106 mujeres les fue permitido ser candidatas y consiguieron salir cinco, mientras que en la contienda electoral de 2003 al menos ocho obtuvieron el triunfo.

Incluso Dora Amalia Taracena, de Convergencia Política, no ve con buenos ojos que la junta directiva del Congreso a la República de 2010 ni siquiera haya incluido a una diputada, cuando en años anteriores al menos una mujer tenía presencia en esa instancia y hace una década dos de ellas ocuparon la Presidencia del Parlamento.

La brecha entre hombres y mujeres afiliadas a partidos políticos es grande, según estudios efectuados por asociaciones nacionales y extranjeras, y está ausente la inclusión femenina en comités ejecutivos de las organizaciones políticas.

A excepción del Partido de la Unidad de la Esperanza (UNE) y el minoritario partido Unidad Revolucionaria Guatemalteca (URNG), que tienen el 30 por ciento de sus cuotas designado a mujeres, el resto de las 14 agrupaciones no les ceden espacios a ellas para garantizar su elección.

Más bien las guatemaltecas son ubicadas en las últimas posiciones de las listas, lo que les veda la oportunidad de sentarse en una curul, destaca Cáceres. Y ello también incluye al gobierno, pues el actual gabinete no cuenta ni con una sola ministra, agrega.

El propio Organismo Judicial también contribuye a esa ausencia: de los 13 magistrados de la Corte Suprema de Justicia solo una es mujer. Lo mismo ocurre en la Corte de Constitucionalidad, donde sólo hay una magistrada de los cinco que integran el pleno del máximo tribunal.

Giracca afirma que aunque en estas elecciones de 2011 veremos más rostros de mujeres para cargos de elección presidencial, "no se debe olvidar el poder local y el poder en el Congreso que, en su conjunto, son quienes construyen el país".

Refiere que actualmente al menos cinco mujeres han comenzado a hacerse visibles en la política partidista para ocupar la silla presidencial, algo inimaginable ocho años atrás en este país, donde en 1945 se le dio el derecho a votar a las mujeres, pero únicamente a aquellas que sabían leer y escribir.

Históricamente fue en septiembre de 1998 cuando las organizaciones de mujeres hicieron la propuesta sobre las cuotas de participación política y efectivamente pasó a primera y segunda lectura en el Congreso de la República, pero después no se volvió a mencionar.

"Yo veo que los partidos siguen siendo machistas y patriarcales", dice Cáceres, y eso va a seguir así. "En este año electoral no va a haber cambios", sentenció.

La activista considera que si hay presión algunas mujeres podrían llegar a ocupar puestos privilegiados en los listados, "pero no será por ley sino por actitud".

La marginación de la mujer en Guatemala constituye una situación histórica. Actualmente este país ocupa el último lugar en América Latina en igualdad de género, y el 111 entre 134 países evaluados, según el reporte de la brecha global de género, elaborado por el Foro Económico Mundial.

martes, enero 25, 2011

VICKY, PROSTITUTA MANIQUÍ, QUE LUCHA CONTRA LA EXPLOTACIÓN SEXUAL





Fuente: Actualidad
Vicky, es un maniquí que durante tres días ha permanecido atado a una farola en el centro de la ciudad española de Córdoba simulando ser una prostituta, ha vivido en sus 'carnes' la vulnerabilidad de las mujeres explotadas sexualmente, una experiencia que una ONG ha documentado en una grabación realizada con cámaras ocultas durante 72 horas, informa EFE.

Mientras algunos viandantes, sorprendidos al encontrarse a Vicky en la calle, le hacían caricias e incluso le daban besos, otros la sometían a vejaciones y humillaciones, realizándola tocamientos obscenos y quitándole la ropa.

Y es que a "Vicky, una joven nacida en una pequeña aldea del sur de Brasil, a quien le ofrecieron un contrato para trabajar en un hotel de Córdoba, y al llegar a España le quitaron todo", nadie le devolverá su vida "anímica y psicológicamente desgastada", ha afirmado en conferencia de prensa la presidenta de la ONG Mujeres en Zona de Conflicto, Mila Ramos.

Las 72 horas de vida de Vicky en la calle han sido documentadas en una grabación impulsada por la ONG y la agencia de publicidad A las 6 en la playa, con la que se ha querido reflejar la crueldad del oficio de la prostitución y el comportamiento de la sociedad ante este fenómeno de "violencia de género", según ha indicado Ramos.


Con motivo del Día Internacional en contra de la Explotación y la Trata de Personas con Fines de Explotación Sexual, la presidenta de esta organización ha explicado que esta campaña pretendía reivindicar la situación que viven 2.500.000 personas en el mundo y señalar que este tipo de violencia, denominada actualmente como la 'esclavitud del siglo XXI', está en contra de los derechos humanos.

La grabación, que ha sido realizada con las imágenes de tres cámaras ocultas situadas estratégicamente en la calle -incluso una de ellas dentro del propio maniquí-, ha captado las situaciones a las que se ha enfrentado Vicky durante estos tres días y la conducta de los viandantes que se topaban con ella.

Ramos, que ha señalado que su institución lleva trabajando con las víctimas de trata de personas desde 2000 en diferentes países en conflicto bélico, ha informado de que hay una "relación directa" entre este crimen con fines de explotación sexual y la feminización de la pobreza, las migraciones, la violencia machista y la construcción social y simbólica del género.

También ha sostenido que la trata de personas con fines de explotación sexual, según cálculos de las Naciones Unidad, mueve anualmente entre "cinco y siete billones de dólares, situándose en el tercer lugar entre los negocios ilícitos más lucrativos, tras el tráfico de drogas y de armas".

El vídeo sobre la campaña "no tiene desperdicio", ha señalado el representante de la asesoría de comunicación A las 6 en la playa, César de la Torre, quien ha destacado que el objetivo principal de esta iniciativa era "dinamizar un debate social y visualizar el comportamiento de la ciudadanía".

De la Torre ha señalado que con esta experiencia se ha evidenciado "claramente" la vulnerabilidad de las personas que ejercen la prostitución y el punto al que se llega para tratarlas "como mercadería e, incluso, rozar la esclavitud".

Entrevista a Claudia Korol...

“ANTE LA FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA…FEMINIZACIÓN DE LA RESISTENCIA”
Por Lirians Gordillo Piña / Fuente: Mujeres.cubweb
Recientemente se celebró en la capital habanera el IX Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios, evento coordinado por el Instituto Cubano de Filosofía y en el cual se dieron cita representantes de movimientos sociales de varios países de la región con el objetivo de compartir experiencias, sueños, reflexiones y proyecciones para la constitución de un proyecto colectivo y emancipatorio en nuestro continente.

A propósito de este encuentro, sostuvimos un diálogo con Claudia Korol activista y educadora popular de larga travesía quien forma parte de reconocidas organizaciones argentinas entre ellas: “Pañuelos en rebeldía”- un equipo de educación popular que desarrolla un trabajo de formación política y educación popular en movimientos sociales desde una perspectiva feminista, anticapitalista y anticolonial- y “Feministas Inconvenientes”- una red de colectivos feministas del país cuyo objetivo es promover la batalla simultánea contra todas las formas de opresión y de dominación-. Además, Claudia es docente de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.

El diálogo que les proponemos a continuación da cuenta de sus criterios y reflexiones sobre la participación de las mujeres, los aportes del feminismo y estrategias de liberación posibles en América Latina.


- Qué lugar ocupa la participación de las mujeres y los aportes de la Teoría y el Movimiento Feminista en el debate sobre los paradigmas emancipatorios en América Latina.

Si hablamos de la actualidad, al capitalismo y al neoliberalismo se le ha sumado una cuota muy alta de exclusión social, franjas enteras de la población se consideraron descartables y frente a eso creció el rol de las mujeres en la búsqueda de alternativas de sobrevivencia, incluso hasta reproduciendo un rol tradicional como lo es el cuidado de la vida. En el caso de Argentina, las mujeres han creado desde ollas, comedores populares y también han participado en el movimiento de piqueteros.

Frente a la feminización de la pobreza, como consecuencia de las políticas neoliberales, se ha desarrollado también una feminización de la resistencia. Y eso amplía el sujeto que constituye las políticas de base del feminismo.

Uno de los aportes que desde el feminismo podemos sumar a la creación de paradigmas emancipatorios en el continente es pensar que si hablamos de capitalismo en Latinoamérica es a partir de la conquista a sangre y fuego por parte de la política colonial y patriarcal; es imposible separar capitalismo-patriarcado-racismo, fueron y son muy funcionales los unos a los otros.

Una manera de la colonización ha sido a través de los genocidios de los pueblos originarios, de los pueblos afrodescendientes, las dictaduras. Y si hablamos de genocidio tenemos que decir que los cuerpos de las mujeres también han sido territorio de esa violencia. Por ejemplo en el exterminio y dominación de los pueblos originarios la violencia sexual contra las mujeres era una forma de ejercer el control y la instauración de la familia patriarcal. Ahora en Argentina por primera vez después 30 años se comienza a denunciar la violencia sexual y la violación en los procesos de tortura durante la dictadura.

La apropiación, el disciplinamiento, la mercantilización y explotación de los cuerpos de las mujeres son parte de esa estructura de poder constituida, al igual que el racismo.

- Sin embargo, a pesar de que el movimiento feminista ha aportado estas reflexiones diversos mitos, estereotipos y prejuicios han alejado en ocasiones a la teoría y acción feminista de los movimientos sociales.

Aquí debo hablar autocríticamente de las feministas. En mi opinión a la par que hay un feminismo libertario y emancipador también existe un feminismo que en los últimos años se ha institucionalizado y lo que ha estado buscando es una integración en el sistema, eso ha generado la visualización de un feminismo burgués, como una ideología ajena a la transformación generando naturalmente, rechazo.

También el origen europeo y norteamericano de muchas de las ideas feministas crea recelo en algunos sectores. Nuestra reflexión siempre ha sido: el marxismo es europeo, no obstante lo hemos refundado desde nuestros orígenes. Y entonces ¿por qué no un feminismo enraizado en este continente?

Eso por un lado y por otro, existen movimientos sociales y populares que ven una amenaza no ya en el feminismo sino en el protagonismo de las mujeres. Es el patriarcado al interior de los movimientos. Existe una reproducción de estereotipos patriarcales de dominación, porque es más fácil que las mujeres continúen preparando la comida, o que el compañero vaya a la lucha y ella se quede cuidando a los hijos.

- Ante una lucha de clase tan compleja, entonces, ¿puede pensarse un paradigma libertario sin la emancipación de las mujeres?

Creo que un paradigma emancipatorio no puede plantearse hacer esto primero, luego lo otro y así consecutivamente, entre otras cosas porque, por ejemplo en el caso de la subordinación de las mujeres, su disciplinamiento, su domesticación quita fuerza a la capacidad de rebeldía, resta creatividad.

Entonces si nosotros que estamos promoviendo la rebeldía en nuestros pueblos y organizaciones no tomamos en cuenta esa feminización de la resistencia como un aporte y que sean sujeto de su propia historia y no reproductoras en un lugar subalterno al interior de las organizaciones, estamos restando fuerzas al movimiento y además no contamos con una mirada más completa de la historia y de la realidad de América Latina.

Si hablamos solo de una lucha anticapitalista y no incluimos la lucha antipatriarcal estamos recortando nuestra mirada del mundo, estaríamos reduciendo el problema a la dimensión económica cuando la dimensión cultural es muy importante, suficientemente compleja y que actúa en nuestra vida cotidiana.

La representación positiva de la imagen de las mujeres en los medios

Por Núria García y Luisa Martínez /Redalyc -Webislam -CD
Las producciones periodísticas y audiovisuales presentan, diseñan y elaboran contenidos que son difíciles de valorar desde la perspectiva de las audiencias, de las personas que leen, escuchan, ven y, en definitiva, las consumen. Tenemos al alcance datos que nos permiten acercarnos a las cifras reales de los sujetos que leen un determinado diario, podemos saber el número de individuos que hacen uso del mando a distancia para elegir una cadena u otra y hasta conocemos la cantidad de personas que suelen ir al cine. Por el contrario, sabemos poco de la opinión, la aceptación, y la valoración de las personas consumidoras respecto a los contenidos mediáticos. En este sentido, la presente reflexión destaca la importancia de los estudios de los estereotipos femeninos difundidos por los medios de comunicación. Este conocimiento social es imprescindible, no sólo para acercarnos al contexto cotidiano, sino para establecer relaciones entre las formas de vivir y sentir de las personas y las representaciones que hacen de ellas en los medios.

Deducimos que una vez que se hayan identificado los elementos del imaginario social de género, principalmente los que generan déficit en la imagen de las mujeres, como pueden ser los estereotipos sexistas, el siguiente paso será establecer las pautas para una reeducación de la mirada que permita valorar a la mujer desde otros escenarios y significaciones que sean acordes al contexto social imperante.

La discusión en este texto se plantea desde la valoración de algunos contenidos mediáticos realizada por la ciudadanía de Cataluña a través del servicio de quejas y prácticas positivas del Instituto Catalán de las Mujeres (ICD) en el periodo 2005/071. El ICD acoge las manifestaciones de las personas consumidoras so bre productos mediáticos que contienen representaciones sexistas y sobre mensajes que no presentan discriminaciones de género. Son estas últimas valoraciones, a las que hemos denominado «prácticas positvas» sobre las que se focaliza esta reflexión. Nuestro objetivo primordial es comprender la valoración de la ciudadanía sobre determinados contenidos mediáticos respecto a la categoría de género, específicamente del femenino, y describir los elementos que identifican como prácticas positivas con el objetivo de orientar algunas pautas pedagógicas que puedan incidir en una propuesta para la reformulación de la representación de las mujeres en los medios de comunicación y en la sociedad.



1. Dominio del estudio de la producción frente a la recepción

La mayoría de las investigaciones, tanto si nos referimos a los estudios de género realizados desde las teorías teorías feministas (Woodward, 1997), desde algunos prag máticos (Kovacs, 1972) o desde los análisis críticos (Courney & Whipple, 1983), concluyen en la reiterada presencia de categorías sexistas en los contenidos me diáticos. Entre los estudios de género realizados en los setenta destaca el trabajo de Friedan (1975), que reflexiona sobre las representaciones femeninas en la pu blicidad y realiza un análisis crítico de los contenidos de las revistas femeninas. Ruble y Ruble (1982), destacan que tan solo en la década de los años setenta, en el ámbito de la psicología, se habían publicado 150 estudios sobre los roles sexuales en la revista americana «Psychological Abstracts».

Uno de los primeros estudios que relaciona la categoría de género y comunicación se concentra en el discurso publicitario y es realizado por las investigadoras Courtney y Lockeretz (1971). Su objeto de estudio son los anuncios de las revistas de información general y en ellos observaron que existen roles femeninos relacionados con las tareas del hogar. El análisis de contenido fue la herramienta utilizada en el estudio mencionado anteriormente, pero muy pronto se convertiría en un recurso metodológico común en otras investigaciones interesadas en el estudio de la representación de género en la publicidad difundida en los medios de comunicación. Así lo confirman los estudios realizados a finales de los años setenta y ochenta por Pingree y otros (1976) y Belkaoui y Belkaoui (1980), entre otros.

Los estudios de las representaciones femeninas en los contenidos mediáticos se enfocan básicamente en la radiografía de lo que se consideran los estereotipos de género. En algunos de ellos se destaca la importancia de estos estudios para coadyuvar a una sociedad más igualitaria (McArthur & Resko, 1975).

La semiótica y la sociología sirvieron a Goffman (1976) para realizar un trabajo interdisciplinar sobre la escenificación de la imagen de la mujer en la publicidad. Mediante el análisis de 500 anuncios de periódicos y revistas Goffman diseñó una amplia categorización sobre los rituales relacionados con el gesto y el espacio, que lo llevaron a concluir que existe una representación asimétrica entre hombres y mujeres. Los organismos internacionales se unen a la preocupación sobre la imagen de la mujer y los medios de comunicación y concretamente la UNESCO promueve la obra «Imagen, papel y condición de la mujer en los medios de comunicación social» (Celeulamans & Facuconnier, 1980) que es un repaso al estado de la investigación en América Latina, Europa Occidental y Norteamérica.

Los estereotipos de género presentes en la publicidad difundida en la prensa han sido objeto de estudio de la academia española desde los años ochenta, entre las que destacan las de Garrido (1983), Fagoaga y Scanella (1987), Gallego (1990) y Royo y otros (2005). El medio radiofónico es sin duda uno de los medios menos explorados en los estudios de género, sin em bargo, están presentes en algunos trabajos de Lowy y otros (1986) o en los de Franquet y otros (1992).

Durante la década de los noventa, las investigaciones revelan ciertas transformaciones en los estereotipos de género y apuntan un tímido descenso en la representación de las mujeres como elemento decorativo y una diversificación de sus ocupaciones (Ferguson, Kreshel & Tinkham, 1990; Klasse, Jasper & Schwartz, 1993).

La consolidación de los estudios sobre estereotipos de género y medios de comunicación en España se consolida a partir de los noventa con aportaciones como las de Altés (2000), Fagoaga (1993), Sánchez-Aranda (2002), López (2002), Bermejo (1994), Ga llego (2002), Berganza y del Hoyo (2006).

Los estudios que hemos citado tienen como preocupación fundamental el análisis del producto mediático; son estudios pensados desde la producción de las industrias culturales. Sin embargo, creemos que el estudio de la recepción de los estereotipos de género presentes en los contenidos mediáticos es una de las piezas clave para su comprensión, es una forma de completar el proceso de análisis de una realidad comunicativa. Conocer las reacciones de desde la recepción es una forma de entender «cómo el mundo está socialmente construido y representado para nosotros y por nosotros mediante la significación» (Baker 2003: 37).

Las aportaciones de las investigaciones sobre la recepción de los discursos publicitarios en relación a la imagen de las mujeres no son las más abundantes (Lund strom & Sciglimpaglia, 1977; Lull & otros, 1977). El consumo femenino de la imagen de las mujeres en los medios no es uno de los temas más emergentes en las investigaciones sobre género y medios. Muchos de los estudios y encuestas de opinión han revelado la valoración negativa de la representación de las mujeres según las personas consumidoras (Tabriz & Jayaratve, 1972). Desde el ámbito más académico algunos autores han estudiado la recepción de un público más liberal o feminista (Sciglimpaglia y otros, 1980, Barry y otros, 1985), y las actitudes de compra ante los productos anunciados (Bartos, 1982).

2. Aportaciones sobre las prácticas positivas de la representación de las mujeres

La cartografía de los estudios de la representación de las mujeres en los contenidos mediáticos, principalmente las que están presentes en la publicidad, pone de manifiesto la creciente producción de investigaciones que tienen como objetivo identificar y analizar los diversos estereotipos sexistas construidos alrededor de la imagen del género femenino. Sin embargo, existen escasas aportaciones desde el contexto científico, sobre la arquitectura de contenidos mediáticos que generen, a partir de prácticas positivas, una dinámica sociocognitiva que refleje el papel actual de las mujeres en la sociedad. Es por ello que nuestra reflexión se centra básicamente en los contenidos que, según la valoración de la ciudadanía, ofrecen prácticas positivas. De ellas, de las prácticas positivas, describimos los elementos que algunas personas destacan como constructivos en relación a la representación de género. De esta manera, es la misma audiencia la que construye y valora determinados patrones pedagógicos sobre la imagen de la mujer en los medios de comunicación. De tal forma, los contenidos valorados como positivos en el periodo 2005-2007 en el ICD, representan aproximadamente el 10% del total de las manifestaciones realizadas; ésta tímida representación cuantitativa no resta importancia a su valor cualitativo.

Los estudios de las representaciones femeninas en los contenidos mediáticos se enfocan básicamente en la radiografía de lo que se consideran los estereotipos de género

El análisis de contenido es la herramienta que utilizamos para realizar nuestra investigación y éste se sustenta en una base de datos organizada en dos partes: la primera contempla la descripción del producto y su soporte, y la segunda, desarrolla el análisis de los contenidos. Los datos descriptivos de la práctica positiva que codificamos son: fecha de emisión, horario, medio o soporte, empresa, marca, sector y sinopsis, entre otros. En el análisis de contenido identificamos las características de las personas (edad, sexo, cuerpo, vestimenta) que aparecen en el producto. Describimos el rol en la narración (protagonistas audiovisual, protagonista visual, protagonista sonoro y secundarios), los espacios representados (privado/público, interior/exterior, hogar, trabajo, ocio, ficción, otros) entre otras cosas. Dicha categorización, expresada anteriormente, se fundamenta en las aportaciones de McArthur y Resko (1975) y Furnham y otros (2000) específicamente sobre la descripción de los espacios escenificados.

Las prácticas positivas, analizadas en nuestro período de observación, se manifiestan, principalmente, en el ámbito publicitario, y este representa un 79,3 % del total de las valoraciones emitidas. La televisión, con un 44,8%, es el soporte de significación que recibe el mayor número de valoraciones constructivas.

La idea que vertebra las valoraciones positivas emitidas por la audiencia se condensa en las representaciones de las mujeres alejadas de arquetipos tradicionales de género (entendiendo como arquetipos tradicionales las imágenes de mujeres como responsables de las tareas del hogar, el tratamiento de las mismas como objetos y/o únicas encargadas del cuidado de otras personas, por mencionar algunos) presentes en los discursos mediáticos. En este sentido, las mujeres son protagonistas del 44.8% del total de contenidos analizados y en ellos realizan el papel principal en la narración. Sin embargo, es significativo que el protagonismo compartido entre hombres y mujeres en los discursos mediáticos sea una característica a valorar positivamente por la ciudadanía.

Entre los resultados de nuestra investigación destacan cuatro aspectos principales que sugieren cambios profundos, en la representación femenina, en los siguientes ámbitos: los contextos y escenarios donde se encuentran representadas las personas, las relaciones interpersonales que acompañan al género en los discursos mediáticos, la representación de los cuerpos y elementos que intervienen en las rutinas productivas de los medios. Los espacios profesionales-laborales y de ocio específico, como es el caso del deporte desarrollado como práctica deportiva, y la cultura como factor de desarrollo personal son escenarios que según las audiencias deberían ser reconstruidos en los medios de comunicación en detrimento del uso de arquetipos convencionales. El desarrollo de las actividades de las mujeres representadas debe responder explícitamente a la realización personal-profesional-social de las mujeres, según el discurso de las personas consumidoras. Otro de los parámetros definidos por la audiencia para evitar la discriminación en los medios responde a la representación plural de las mujeres.

En relación al primer ámbito, la representación de escenarios socio-profesionales, las prácticas valoradas como positivas se refieren a dos aspectos diversos: la imagen de los hombres liderando o compartiendo las tareas domésticas y familiares propias de la vida cotidiana, y la representación de la mujeres realizando actividades profesionales, que incluyen la ciencia, la gestión profesionalizada, la economía y el deporte competitivo, entre otras. Las dos temáticas, explicadas anteriormente, guardan relación con los estereotipos tradicionales que sugieren la invisibilidad femenina y masculina en determinados espacios y la asignación de tareas siguiendo determinados roles sexuales.

En cualquier caso, la imagen de las mujeres en contextos diferentes a los propuestos desde arquetipos tradicionales (aquéllos que relacionan a la mujer exclusivamente con un espacio de acción privado como el hogar) se considera una buena práctica de los contenidos audiovisuales y de las otras industrias culturales, ya que cuestionan los estereotipos convencionales y transmiten una visión plural de la realidad social.

La inclusión de las mujeres en diferentes ámbitos profesionales (espacios públicos) no sólo se percibe como el reflejo de la realidad actual sino que además estimula un imaginario en el cual participan activamente mujeres y hombres en sus entornos cotidianos. En este sentido, la audiencia hace hincapié en la convivencia cotidiana de las mujeres respecto a los hombres y a la sociedad en general. Las personas receptoras argumentan que las prácticas positivas de los discursos mediáticos, donde prevalece la convivencia entre géneros, en un escenario familiar, son aquellas que representan el trabajo compartido entre hombres y mujeres, así como la equidad en las responsabilidades domésticas y familiares. Citan casos concretos como la difusión de la imagen de los hombres haciendo la compra, hombres velando a sus hijos durante la noche y/o encargándose de actividades domésticas, etc. Se produce por tanto un rechazo hacia roles tradicionalmente categorizados por criterios de género.

En un sentido más amplio, la audiencia incluye co mo pauta de las prácticas positivas el reconocimiento por parte de la sociedad en general al éxito profesional, científico y técnico de las mujeres como elemento dinamizador de las representaciones no sexistas. Es decir, la imagen de mujeres realizando labores profesionales ante un público variado, o la difusión de otras actividades (de portivas, científicas, artísticas, etc.) o logros (premios, homenajes, etc.) protagonizados por mujeres es un elemento que, según la audiencia, genera plusvalía y está más cercana al ámbito cotidiano. Otro de los contextos que reúne una propuesta de cambio, en la reeducación social de la mirada, corresponde a las relaciones interpersonales representadas en relación a las mujeres. Concretamente, la audiencia propone la creación de contenidos que muestren el éxito profesional o personal para la propia realización de la persona y no para el beneficio o al servicio de otras (hijos, pareja, amigos, etc.).

El hábito de presentar a la mujer como acompañante del hombre, como objeto decorativo y/o sexual, o como persona que obtiene una satisfacción exclusiva por ser observada es interpretado por la audiencia como un estereotipo que perpetua la discriminación por motivos de género. Precisamente, para evitar esta conceptualización, se propone un cambio en las relaciones interpersonales expresadas en los contenidos hacia la configuración de representaciones de mujeres con capacidad de agencia en su entorno personal y profesional. El género femenino con identidad propia.

Las representaciones de mujeres y hombres alejadas de los estereotipos de belleza acordes a un canon específico son percibidas como propuestas positivas. Las personas consumidoras manifiestan que este hecho permite que tanto los hombres como las mujeres puedan identificarse con realidades más cercanas. La posibilidad de difundir mensajes que incluyan cuerpos de mujeres y hombres diversos (talla, peso, estaturas, color de piel, etc.) se aprecia como un instrumento pedagógico eficaz para evitar aquellos contenidos, sobre todo los presentes en el discurso publicitario, que puedan ejercer presión sobre la anatomía de un cuerpo determinado.

Algunos factores que inciden en la información periodística y que acaban caracterizando las rutinas productivas tienen un cierto protagonismo en el consumo de los contenidos de los medios. Concreta mente, se proponen alternativas respecto al lenguaje sexista y el tratamiento sensacionalista en las noticias relacionadas con la violencia de género. El uso de genéricos masculinos en la información se percibe como un obstáculo que invisibiliza la presencia de las mujeres en diversos ámbitos y situaciones. La incorporación de términos femeninos y masculinos, sobre todo en el campo profesional (enfermeras, enfermeros, etc.) se convierte por tanto en una pauta pedagógica a incluirse en el proceso productivo de la información.

Otro de los elementos que inciden en las rutinas periodísticas es la importante presencia, desde el punto de vista cuantitativo y también cualitativo, de las mujeres como víctimas. Este hecho potenciado además por el tratamiento de las noticias específicas sobre violencia machista, favorece el sensacionalismo en relación a las informaciones protagonizadas por mujeres. Este factor incide directamente en la revisión de los criterios de noticiabilidad de la información periodística que operan en el proceso productivo. En este sentido, las representaciones femeninas presentes en los medios de comunicación deberían ser tan diversas como lo son las mujeres en la sociedad.

El análisis de las prácticas positivas valoradas por la audiencia demuestra que los contenidos que no usan los arquetipos tradicionales de género en los discursos de los medios son elementos cognitivos que generan plusvalía en la representación de las mujeres. La audiencia de los medios de comunicación valora e identifica las representaciones, contextos y discursos que construyen un imaginario social en el que las mujeres tienen capacidad de gestión y acción en diversos ámbitos. La postura crítica de la audiencia respecto a contenidos mediáticos sexistas alienta el trabajo realizado desde las aulas hasta las dinámicas de sensibilización orquestadas por organizaciones no gubernamentales hacia la construcción de un escenario sociocognitivo donde las mujeres y los hombres tienen diversas capacidades de participación en diferentes ámbitos.

En definitiva, hablamos del papel fundamental que tienen los medios de comunicación al animar procesos educativos en cuestiones de género que se adapten a la realidad social actual.

Dra. Núria García y Dra. Luisa Martínez son profesoras del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Facultad de Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (luisa.martinez@uab.cat) (nuria.garcia@uab.cat).


Por Núria García y Luisa Martínez
Fuente: Redalyc/Webislam

Notas

1 El tema es el eje central de una investigación más amplia, desarrollada desde el 2005 por las autoras del artículo, financiada por el Institut Català de les Dones de la Generalitat de Catalunya y desarrollada en el GRISS (Grup de Recerca en Imatge, Só i Síntesi) del departamento de Comunicació Audiovisual i Publicitat de la UAB (Universitat Autònoma de Barcelona).
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Feministas en pie de guerra contra Iglesia Rusa por justificar Violación...

Ignacio Ortega (EFE).-
Las feministas rusas están en pie de guerra contra la ultraconservadora Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), que al pedir un estricto código de vestimenta para las mujeres justificó la violación.

"Está absolutamente fuera de lugar hablar de cómo iba vestida la víctima, ya que el que debe responder de la violación es quien la comete", aseguró Vera Akúlova, dirigente de la organización "Por el Feminismo".

Las feministas consideran "inaceptable" que la Iglesia justifique la violación de mujeres para defender unos anacrónicos códigos de conducta social que son compartidos sólo por una minoría de los rusos.

La mecha de la polémica la encendió el jefe del Departamento para las Relaciones entre la Iglesia y la Sociedad, el arcipreste Vsévolod Chaplin, uno de los principales ideólogos de la IOR.

"Si viste una minifalda, está provocando. Si va borracha, es más provocadora todavía. Si además, busca activamente el contacto y después se sorprende de que éste termine en violación, aún tiene menos razón", dijo, según las agencias rusas.


El arcipreste ortodoxo, que llamó a las eslavas a seguir el ejemplo de las discretas mujeres musulmanas, insistió en que "cuando una mujer entra en un bar o va por la calle medio vestida toma el camino de su propia perdición".

Chaplin, que tachó de "vergüenza nacional" los atuendos que se ponen muchas cantantes y actrices rusas, cree que muchas jóvenes rusas deben pensar que las calles de las ciudades son clubes de alterne, por lo que se visten como si fueran prostitutas.

"Una mujer que apenas va vestida o está maquillada como un payaso no encontrará un hombre con el que compartir su vida con una onza de respeto y sentido común", dijo.

Estas afirmaciones provocaron un gran malestar entre las feministas rusas, que enviarán una petición por escrito al Patriarca de la IOR, Kiril, para que las condene.

La carta, que ya ha sido firmada por cerca de dos mil personas, denuncia que la IOR "atenta contra la dignidad, los derechos y las libertades" de las mujeres "al justificar la discriminación y la violación".

"Declaramos que la apariencia de una persona y su estado físico no puede justificar acciones coercitivas en su contra. Cada persona, hombre o mujer, tiene derecho a la integridad sexual independientemente de su moda, ropa, círculo social, etc.", reza.

Además, pide a Chaplin y a otros dirigentes de la iglesia que hayan hecho declaraciones discriminatorias contra las mujeres que "se disculpen" públicamente.

"El vestido, el peinado y el maquillaje es un tema muy personal.

Dictar en este terreno es violentar la personalidad individual, lo que es del todo inaceptable. Es una tontería", dijo Ludmila Alexéyeva, veterana activista de los derechos humanos.

Tras la airada reacción de las feministas, Chaplin negó en una carta abierta que con sus palabras quisiera "justificar la violación (...), un crimen para el que no hay justificación", según la agencia Interfax.

Con todo, se mantuvo en sus trece al asegurar que las mujeres que se visten como prostitutas no merecen respeto y aseguró que los argumentos planteados por las feministas son "débiles".

"Sería bueno inventar un código de vestimenta ruso. ¿Creen que es una utopía? Pues no lo es. Me alegro de que casi la mitad del auditorio de los medios de comunicación, inclusive liberales, apoyara la idea de establecer unas reglas sobre la forma de vestir en lugares públicos", dijo.

Chaplin, que también criticó a los hombres por vestir camisetas y pantalones cortos en público, aseguró que esperaba recibir el respaldo de sólo un cuarto de los rusos y se congratuló por haber iniciado un debate nacional.

"El comportamiento de las mujeres en lugares públicos, en la universidad o en el trabajo no es un asunto exclusivamente personal", dijo.

El portavoz del Patriarcado, Vladímir Viguilianski, respaldó a Chaplin al recordar que "en el teatro Bolshói no permiten la entrada a una persona en pantalón corto" y que a nadie se le ocurriría acudir al Kremlin en bikini.

El jefe de los muftíes rusos y el presidente de Chechenia, Ramzán Kadírov, considerado el hombre fuerte del Cáucaso, región de mayoría musulmana, apoyaron la iniciativa de la IOR y criticaron a las mujeres que fuman y beben en público.

No obstante, miembros de la consultiva Cámara Pública, políticos liberales y numerosos representantes de la cultura y el espectáculo se mostraron terminantemente en contra de imponer un código de vestimenta.

A la controversia contribuyeron las declaraciones del locuaz jefe del Departamento de Relaciones de la IOR con las Fuerzas Armadas, el arcipreste Dmitri Smirnov, quien opinó que las mujeres que abortan deberían ser condenadas a ocho años de cárcel.

La carta de las feministas acusa a Smirnov de realizar afirmaciones "sexistas, discriminatorias y chovinistas" que se contradicen con la Constitución de Rusia.